El regreso de: Raphaela

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Me rompieron el corazón...

Sí, quizá a todos nos toque de vez en cuando ser a los que nos rompan el corazón y otras, ser la que los rompen, es incluso divertido en pensar en las muchas formas que intentamos superar una ruptura del corazón, lloramos, nos quejamos, maldecimos y al final, lo superamos y hasta damos consejos de ello a las personas que amamos, aunque normalmente se esperaría que fuera una pareja quién lo haga, no toda tu familia, actuando a tus espaldas para un matrimonio por conveniencia, obligándote a correr despavorida para lograr de alguna forma controlar tu vida.

Ese pequeño incídete me había convertido en una persona aún más cerrada y mucho más desconfiada, lo cual era una locura porque de por sí ya lo era. Durante mis años de universidad no volví a siquiera ver a un hombre, simplemente di por sentado que no eran necesarios en mi vida y, aunque tuve algunas salidas y una que otra relación, en cuanto sentía que se ponían las cosas un poco más ¿Serias? Simplemente huía dando las excusas más tontas que se puedan imaginar.

Ah, por cierto, para las que no me recuerden o no quieran hacerlo, mi nombre es Raphaela Ferrer... bueno en mi carta de nacimiento dice Van Wyngaarden, pero hacía años que yo no utilizaba aquel apellido y me había acostumbrado a que quedara en el olvido. Desde el día en el que me fui de mi casa, nunca volvía ver a mis padres y no es como que ellos hicieran algo por verme a mí, simplemente habíamos acordado silenciosamente que ahora mi educación dependería de mi abuela Martha, con quién yo vivía en México hasta que lastimosamente falleció.

Cuando salí de la universidad graduada como economista y financiera, mi abuelo me inmiscuyó en los asuntos de la empresa Ferrer y pronto me declaró la siguiente en la línea, mientras eso sucedía yo había viajado por el mundo, trabajando en diversas empresas y aprendiendo por mis medios a ser la mejor en mi trabajo. Y pese a todas mis obligaciones, jamás dejé de lado mi escritura, justo ahora me encontraba en una gran Premier en la ciudad de Nueva York, donde se estrenaría la película de uno de mis libros.

Era gracioso ser la autora, normalmente solemos pasar inadvertidos y la gente se enfoca más en los actores que les dieron vida a las palabras, lo cual no me molesta, mi elenco era especial, sobre todo cuando mi amiga Bárbara era la estrella principal. Mi amiga lucía hermosa en aquel vestido negro que resaltaba sus hermosos cabellos rubios y ojos del color del cielo, me sonreía e invitaba a que me acercara, pero a mí me agradaba mucho más ver todo desde lejos, con una perspectiva diferente.

"¡Oh! ¡Raphaela Ferrer!" me gritaron de pronto.

Me volví rápidamente al reconocer la voz del resto de mis amigos quiénes venían en compañía de ambas, no muchas veces lográbamos estar todos juntos en el mismo lugar, normalmente todos teníamos suficientes ocupaciones como para no vernos durante meses, pero si surgía una ocasión especial, nadie faltaba.

"No lo puedo creer" sonreí, "así que lograron llegar."

Joshua y Jaidev llegaban en trajes elegantes, ellos se habían casado hacía más de dos años y normalmente iban por el mundo para incentivar su fundación hacia los niños necesitados del mundo, pasaban mucho tiempo en África y normalmente solían llegar tarde a todos los eventos.

"No todos los días hay una premier donde dos de las personas importantes son tus amigas" señaló Jaidev, "¿Dónde está la atolondrada de Bárbara?"

"Por ahí, viviéndola en grande" apunté a mi amiga que daba una entrevista en ese momento.

La pareja sonrió la una a la otra y se despegó de mí, yendo a donde recibirían más atención y probablemente sacarían algún provecho tras el susto que le sacarían a mi amiga. Sonreí y seguí con la siguiente pareja importante de amigos que tenía presente en aquella premier, como el esposo de Bárbara, el ahora doctor Alek Rokfert quién parecía alegre junto a Olivia y su esposo Logan a quién por cierto jamás logré soportar por mucho que lo intentara.