-Jesús: vaya -hace una mueca mientras continúa removiendo la pasta aún cruda, manteniéndose al margen

Alzo las cejas sorprendido y los ojos pícaros de la rubia chocan con los míos.

-Dani: ¿no te gustó? -me intereso cruzándome de brazos

Ella arruga la nariz mostrando indiferencia.

-Sara: la verdad es que sin más -se encoge de hombros

Sé que solo lo hace para hacerme rabiar un rato, pero lo está consiguiendo. A pesar de que ambos estábamos conteniéndonos porque la situación era extraña, las ganas se notaban a kilómetros.

La miro con intensidad y me humedezco los labios. Estoy seguro de que ella también está pensando en cómo me besaba, sentada en la encimera en la que ahora reposa un simple paquete de macarrones.

Mi gemelo posa sus ojos confusos en nosotros intermitentemente.

-Jesús: avisadme si vais a follar porque yo me piro -suelta con total confianza

Justo en ese momento entra Ana de nuevo en la cocina.

-Ana: ¡Jesús! -grita ante su planteamiento

Sara y yo cruzamos una mirada tímida y burlona a la vez, la cual omito cuando da un pequeño salto para sentarse en la encimera. ¿Me está intentando provocar? Porque eso también lo está consiguiendo. Los recuerdos son traicioneros y podría tener una erección ahora mismo.

Suspiro mientras una pequeña sonrisa se abre paso entre mis labios y me muerdo los mismos inconscientemente.

-Sara: ¿otra vez quieres que lo hagamos? -le responde a mi hermano

Y esa respuesta hace que vuelva a mirarla sin poder creer lo que acaba de decir. Se lo está tomando a broma y realmente me gusta. Todavía recuerdo cómo se puso la primera vez que lo hicimos cuando mi hermano insinuó que nos había escuchado. Al fin y al cabo el sexo es algo normal, no hay por qué considerarlo algo tabú.

-Jesús: ah, pero... ¿Ya lo habéis hecho? -abre los ojos de par en par-. Joder, hermanito, esas cosas se cuentan -hace notar

Su novia, que lo abraza por detrás, esconde la cara en su espalda sin poder aguantar la risa.

-Dani: Jesús, cállate -impongo divertido

-Jesús: no, tío. Es que os estáis mirando de una forma que... vais a embarazar a un macarrón -exagera-, y me ponéis nervioso.

Nadie puede evitar estallar en carcajadas después de ese "vais a embarazar a un macarrón". Él y sus ocurrencias.

-Dani: bájate de ahí y ayúdame a recoger, anda, por favor -le hago un gesto a Sara con la cabeza, aún entre risas

-Ana: eso venía a decir antes de encontrarme con este panorama -recuerda- El salón tiene un largo trabajo por delante.

Me hago con un par de bolsas de basura y salgo de la cocina tras Sara. Vaya. Ana tenía razón: está todo hecho un asco.

-Sara: el suelo está pegajoso -anuncia levantando un pie y provocando un desagradable sonido

Una sonrisa se forma en mi boca. Lleva unas zapatillas mías y le quedan enormes.

Rodeo su cintura por detrás con mis brazos y dejo un beso en su mejilla. Ella acaricia mis manos con las suyas y ladea la cabeza sonriente para mirarme. Le brillan los ojos, tío. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que le vi esa luz que... Joder.

Me acerco a su boca en un movimiento rápido y le doy un pico que se alarga, pero ambos sabemos que no es suficiente y nuestras caras lo demuestran. Se gira quedando frente a mí y sostiene mi rostro con sus manos para volver a besarme en condiciones y con paciencia.

Llegaste tú 2 || GemeliersWhere stories live. Discover now