Outtake III, Steve Rogers

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No corrí por los pasillos, volé con Natasha en mis brazos. Después de estar al borde del colapso ella misma había descubierto la cura, algo que ni siquiera Tony, Shuri o Pym habían conseguido.

―Aguanta, Nat ―murmuré mirándola un instante, pero ella había perdido la consciencia―. Mierda.

Casi perdí el equilibrio al derrapar en una esquina, pero conseguí llegar al ala médica mientras Clint, Tony, Hope y Cho entraban por otra puerta que comunicaba con la zona de laboratorios. En seguida llegaron un montón de médicos y yo dejé a Natasha sobre una camilla.

―¿Cuál es el antídoto? ―preguntó Clint desquiciado.

―Mi suero ―los demás fueron a abrir la boca pero no les di tiempo. Extendí un brazo hacia Tony―. Sácame sangre, analízala y replica el suero.

―¿Cuánto tiempo tenemos? ―le preguntó Tony a Cho, quien había empezado a conectar a Natasha nuevamente a un montón de máquinas y la revisaba.

―Sus órganos empiezan a fallar... No podré mantenerla estable más de una hora.

En ese momento una máquina pitó y Natasha empezó a convulsionar.

―Media ―rectificó Cho.

Los dos científicos se miraron entre ellos y un minuto después estábamos de vuelta en el laboratorio, envueltos en el caos. Me tumbaron en una camilla y permití que me sometiesen a diversos procedimientos científicos para hacerse no solo con mi sangre, sino con una amplia variedad de fluidos que producía mi cuerpo. Íbamos a contrarreloj, por lo que Hope, su padre y Tony corrían por todo el laboratorio encendido máquinas que no comprendía para que servían y realizando todo tipo de pruebas a los fluidos que me habían extraído. Shuri daba ideas desde una pantalla holográfica y Peter observaba como se desarrollaban los acontecimientos desde una esquina del laboratorio, esperando para cuando le necesitasen.

Los demás habían vuelto al ala médica para no estorbar.

Me pregunté si sería peor estar en aquella sala, observando como estabilizaban a Natasha o estar en el laboratorio, con su vida en sus manos, luchando contra el tiempo y sin saber qué estaba ocurriendo en el quirófano. Las dos opciones eran igual de aterradoras y yo no dejaba de mirar el reloj de la pared, que avanzaba más rápido de lo que jamás lo había hecho.

Exactamente a los veinte cinco minutos de haber dejado el ala médica, la voz de F.R.I.D.A.Y. se escuchó por todo el laboratorio.

―Los riñones de la Agente Romanoff han empezado a fallar ―comunico, paralizando por unos instantes toda la actividad de la sala y haciendo que nos mirásemos los unos a los otros.

―Eso no es bueno ―murmuró Shuri desde la pantalla.

―Tenemos muy poco tiempo.

Tony se giró a mirarme.

―Vuelve al ala médica y dile a Wanda que la mantenga estable, que ralentice todas sus funciones al mínimo, incluso sus latidos. Necesitamos más tiempo.

No necesité escuchar más.

Salí corriendo y atravesé la Base hasta llegar a la sala de espera donde se encontraban Clint, Pepper, Bucky, Sam, Visión, Scott, Rhodey, Hill y Wanda. Me acerqué hasta la bruja con el corazón desbocado y le expliqué las órdenes de Tony.

―Ya lo he intentado ―dijo de forma ansiosa, con lágrimas rodándole por las mejillas―, pero cada vez que intervengo su cuerpo entra en estado crítico. Ya no tiene fuerza para aguantar el poder que procede de mí.

Esa noticia me heló la sangre.

―¡Mierda! Le pegué una patada a un conjunto de sillas y las hice salir volando, asustando a todos los presentes ―Lo siento...

Guerra y pasión || RomanogersWhere stories live. Discover now