Guerra y pasión || Romanogers

Capítulo 20

Anteriormente...

—Abrázame.

Él no pidió explicaciones, simplemente rodeó mi cuerpo con sus brazos y pegó mi espalda a su pecho. Su calor se extendió hasta mi cuerpo, calmando cada fibra de mí y poco a poco mi miedo y desesperación empezó a empequeñecerse, hasta que solo era una pequeña molestia en mi interior.

No dije nada, él tampoco.

Su respiración contra mi oreja y las caricias sobre mi vientre actuaron como la perfecta medicina y poco a poco me fui relajando contra él, hasta que mis ojos se cerraron poco después.

Y no soñé.

—Espera, espera, espera... me dices que le dan por culo a Steve, también me dices que con Bucky no va a volver a pasar nada... ¡Y vas y te follas a Bucky! ¡Y también te follas a Steve! —gesticuló María, ambas sentadas en mi cama, poniéndonos cerdas a helado.

Yo había pedido helado y Tony había comprado seis tarrinas, alegando que no sabía qué sabor me gustaba.

—No es gran cosa —me metí una cucharada de helado de limón en la boca.

—¿Qué no es gran cosa? ¿¡Que no es gran cosa? Mira, Natasha, las novelas latinas que ve mi abuela son un chiste en comparación con tu vida, ¡si hasta has tenido tu momento de drama, moribunda en una cama, con tus amores llorando a lágrima viva por ti!

—Creo que yo no grito tanto como las protagonistas de esas cosas.

Mi amiga me dio un cojinazo.

—Eso es secundario... ¡Te has acostado con Bucky! ¡Bucky! Espera... ¿Lo sabe Steve?

—Sí lo sabe.

—Y... ¿se ha puesto celoso? —su mirada de loca cambió a una mirada pícara y se metió una gran cucharada de helado de chocolate a la boca.

—María, te juro que estás mal de la cabeza.

—De esho nada —dijo con la boca llena, antes de tragar y señalarme con la cuchara—. Lo que pasa es que mi vida es muy aburrida, así que tengo que meterme en la tuya. Y ahora, cuéntame... ¿Quién la tiene más grande?

—¡María Hill!

—Sí, sí, deja de hacerte la escandalizada y comparte la información —me amenazó con su cuchara.

—No he sacado una regla y me he puesto a medir.

Puso los ojos en blanco.

—Esas cosas no hace falta medirlas. Es muy fácil. ¿Te entran en la boca? ¿Puedes agarrarla con dos manos?

—Ay la madre que te parió —me eché a reír—. No he tenido sexo oral con Steve.

—¿Qué no? ¿QUÉ NO? Menudo desperdicio de tiempo entonces. Vivís pared con pared, no sé a qué esperáis.

—Hill, ¿tu vida sexual va bien?

—De maravilla, pero estamos hablando de la tuya —agarró más helado—. ¿Me vas a decir quién la tiene más grande o voy a tener que comprobarlo yo misma?

—Me gustaría verte intentarlo.

Alzó una ceja.

—Estaaa bien —puse los ojos en blanco y mi amiga sonrió triunfalmente—. Los dos están muy muy bien dotados. Bucky la tiene más larga y Steve más ancha. ¿Feliz?