Capítulo 9

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Anteriormente...

—Nat...

—Tranquilo, sé lo que piensas. Nada va a cambiar entre nosotros —le sonreí, una sonrisa sincera— Somos amigos y por encima de eso somos personas adultas. Así que no temas, yo voy a seguir a tu lado.

Steve suspiró antes de dejarme marchar.

—Buenas noches, Romanoff.



James estaba esperándome sentado en la puerta de mi apartamento. Genial, no terminaba de enfrentar a uno y ya tenía al otro esperando. Como se notaba que eran amigos.

Alzó una ceja al verme salir del apartamento de Steve pero no dijo nada al respecto.

—Hola.

—Hola, James.

—Sigues siendo la única persona que me llama así —se levantó del suelo, con un puñado de papeles en la mano.

—Es que te llamas así. Y yo me he pasado unos cuantos años llamándote por ese nombre —me encogí de hombros—. ¿Qué haces aquí?

—He encontrado algo interesante en los papeles.

—¿De verdad? —no pude evitar la incredulidad.

—Si llego a saber que estabas con Steve no hubiese estado media hora esperando en tu puerta —se hizo a un lado para dejarme abrir la puerta y me siguió dentro del apartamento.

—Estábamos preparando las misiones, podrías haber probado suerte con un WhatsApp y haberte unido a nuestra charla —mentí.

—La próxima vez será.

Me gustaría ver eso...

Reí para mis adentros y me acomodé en el sillón, con James a mi lado.

—¿Y bien? ¿Qué has encontrado?

—No estoy seguro de si son buenas o malas noticias...

Me pasó una serie de papeles fechados en 2015, tan solo tres años atrás. En ellos hablaban de Yelena Belova, una de las integrantes de la Sala Roja. La que había sido mi compañera a la vez que rival durante años. La única otra mujer que se había ganado realmente el nombre de Viuda Negra.

—¿Yelena está viva? —murmuré leyendo la información— Me dijeron que había muerto en una de las últimas misiones que realizó el KGB.

—¿Hace cuánto?

—Once años. Hace once años que lancé sus supuestas cenizas al mar.

Leí detenidamente el documento, que no tenía más que un par de hojas. En él hablaban de cómo habían encontrado a Yelena en una ciudad de Turquía en el 2014, pero tampoco daba muchos detalles. La espía compartía piso con un joven turco y su hermana y no había opuesto resistencia cuando se la llevaron. Quienes sí lo hicieron fueron sus compañeros de piso y la cosa no acabó bien para ellos...

—La llevaron a la Base de Atlanta... —murmuré— ¿Por qué a Atlanta? ¿Por qué no volver a Rusia? ¿Por qué venir a Estados Unidos?

—Quizá porque es más sencillo esconderte en un país enemigo que no sabe de tu existencia.

—¿Recuerdas algo de todo esto?

—No. Entre 2014 y 2015 estuve realizando misiones en diversos países de Asia. De todas formas, mis últimos recuerdos de Yelena son mucho más antiguos que los tuyos. Creo que la última vez que la vi estábamos en alguna especie de ceremonia del KGB —se llevó una mano al puente de la nariz—. Mis recuerdos en general son nítidos, pero si intento recordar cosas específicas todavía me cuesta. Creo... me parece que había una sección del gobierno ruso que quería volver a rearmar al KGB y a la Sala Roja, pero la mayor parte se opuso, por lo que el frente que quería volver a las andadas decidió que era más sencillo empezar a operar en otro país, donde pudiese pasar desapercibido gracias a las operaciones de otra organización fascista.

Guerra y pasión || RomanogersWhere stories live. Discover now