Outtake II, Steve Rogers

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Furia nos había convocado y eso no podía significar nada bueno. Esperé pacientemente a que llegasen todos los Vengadores, fijándome en Natasha desde el momento en que entró por la puerta. Nuestra relación todavía era algo tirante después de los acontecimientos de los últimos días. Cada vez que la veía recordaba mi estúpido comportamiento, como le había reprochado empujarme a hacer cosas fuera de mi alcance, aun sabiendo que me encantaba. No era un necio, Natasha era una mujer guapa, fuerte, independiente y orgullosa y todas esas cualidades me llamaban sumamente la atención como nunca lo habían hecho en ella antes. Así que, no podía negar la realidad y decir que no me sentía atraído por ella en todos los niveles.

Había sido un gilipollas al dejarla marchar esa noche de mi apartamento y tenía que ponerle remedio.

—¿Qué era tan urgente? —Tony, con el pelo mojado y un chándal, algo poco común en él, se dejó caer en su sitio habitual alrededor de la gran mesa— Prácticamente me he resbalado en la ducha intentando salir.

—Natasha envió a los agentes a Rusia. Y han encontrado lo que andaban buscando —dijo Furia, señalando a su equipo de agentes.

Confuso miré a la responsable de dicha reunión. Normalmente decidíamos todos los pasos a seguir en conjunto, especialmente en esta misión. ¿Por qué no nos había consultado antes de mandar a los soldados a lo que podría haber sido una misión suicida?

—¿En qué momento has dado esa orden, Nat?

La pelirroja me miró y le restó importancia a los hechos, algo que me cabreó una pizca.

—Cuando Maestre nos tendió la trampa. Los envié a Moscú en cuanto terminamos de registrar la Base.

—¿Y por qué no nos has avisado? —dijo Tony.

—Porque no sabía si iban a encontrar lo que les pedí.

Las cajas en una esquina de la sala eran prueba suficiente de que sus agentes a cargo lo habían conseguido. Fuese lo que fuesen esas cajas debía de ser importante si Natasha les había enviado a por ellas. Y sospechaba que también debía de ser algo relacionado con su pasado cuando se había negado a consultar con nosotros sus planes.

Clint se levantó, dispuesto a empezar a repartir las cajas para comenzar a trabajar con ellas, pero el grito de la rusa nos alertó a todos.

—¡Espera! Hay algo que tenéis que saber antes.

Antes siquiera de que pudiésemos contestar, Natasha se acercó a las cajas y rebuscó hasta dar con una en concreto. Después la puso sobre la mesa sin dejar de mirarla. Con un silencioso suspiro la abrió y sacó una carpeta marrón que había pasado por mejores momentos. Después paseó su mirada por todos los presentes.

Me daba la impresión de que lo que estaba a punto de conocer no iba a ser plato de buen gusto.

—Quiero que quede una cosa clara antes de que abra estos documentos... Lo que hay aquí perteneció a mi vida como la Viuda Negra, pero también a mi vida privada, una vida de la que nunca hubieseis sabido nada si no fuese por todo lo que está pasando. Siempre he estado en el derecho de no hablar de ello, porque es algo que solo me compete a mí. ¿Entendido?

Alterné mi mirada entre la carpeta y ella, encontrándome finalmente a medio camino con la de Clint. El arquero parecía encontrarse igual de perdido, algo que me transmitió inseguridad. Si él no sospechaba de qué podía estar Natasha hablando la cosa parecía ser más seria de lo esperado. En dos segundos se me pasaron por la cabeza miles de hipótesis: desde torturas, peleas y muertes hasta información sobre su ceremonia de graduación y sus problemas con la justicia rusa.

Guerra y pasión || RomanogersWhere stories live. Discover now