Capítulo 7

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Anteriormente...

—Esto no me gusta nada. Registraremos hasta el último milímetro de la Base.

—Y no solo eso —añadí—. Vamos a reforzar la seguridad, doblar la vigilancia y hacer un exhaustivo examen de todas las personas que trabajan aquí, junto a las de S.H.I.E.L.D. No quiero que se nos escape nada. Nadie va a dormir hasta que no estemos seguros de que la Base está limpia y es impenetrable.

Mi tono de voz fue tan frío y calculador que nadie se atrevió a replicarme. Y me alegré por ello. No iba a descansar hasta asegurarme al cien por cien de que el único lugar al que podía llamar hogar estaba fuera de las garras de la KGB.


Como prometí no dormimos hasta bien entrada la mañana del día siguiente. Registramos cada centímetro de la Base, hasta asegurarnos de que no hubiese nada sospechoso. Después aumentamos la seguridad de las instalaciones y colocamos nuevas barreras y sensores. Ni una mosca podía colarse en la zona sin que fuésemos conscientes de ello. Lo único que aplazamos unas horas fue la inspección de todos los trabajadores de S.H.I.E.L.D. y la Base, pues a las cinco de la mañana no había mucho que podíamos hacer en ese aspecto, así que nos centramos en lo importante: asegurar el complejo.

Cuando mi cabeza se posó en la almohada estaba tan cansada y alterada por los acontecimientos que ni siquiera fui capaz de cerrar los ojos. Y como sabía que no iba a conseguir ni una hora de sueño me levanté, cambié mi pijama por ropa cómoda y pasé las siguientes horas sobre las puntas en el estudio de baile que Tony me había construido junto al gimnasio. Baile hasta que me sangraron los pies y no era capaz de alzarme sobre mis dedos ni un segundo, pero ni bailando conseguí acallar mis pensamientos.

Pensaba que estaba llevando a Maestre a una trampa y en realidad me había llevado él a mí. No estaba segura de si habían planeado la intrusión a la Base a raíz de haber hablado conmigo en el club o directamente estaban siguiendo mis pasos y ellos mismos me habían conducido hasta el Golden Manhattan esa noche. Las dos posibilidades eran igual de válidas y no hacían más que hervirme la sangre.

Les había subestimado. Después de vivir años bajo su red de telarañas había caído en su trampa como una cría. ¿Quién me podía asegurar que la información que había visto Wanda en la cabeza de Maestre no era otra trampa? Teníamos que andar con mucho cuidado de ahora en adelante.

Sin quitarme las puntas agarré la pequeña mochila que había traído conmigo y me dirigí al salón común, con la esperanza de que alguien se hubiese levantado ya y hubiese hecho comida.



La Base estaba en completo silencio, a excepción de los murmullos de Wanda y Visión desde uno de los sofás del salón. Los jóvenes Vengadores estaban respirando prácticamente en el espacio personal del otro. Hill iba a perder una apuesta...

—Buenas tardes —dije, haciendo que Wanda se levantase al momento del sofá y me mirase con una sonrisa algo nerviosa.

—Hola. ¿Has conseguido dormir algo?

—Funciono con pocas horas de sueño, así que he decidido aprovechar lo que quedaba de mañana, ¿Y tú? —ignoré a Visión, puesto que él no necesitaba dormir.

—Seguro que más que tú he dormido.

—¿Y por qué llevas puesta la misma ropa de anoche? —alcé una ceja y les dediqué una pequeña sonrisita.

—Eh... No quería que Visión estuviese solo todo el día, así que solo me eché una buena siesta —Wanda desvió la mirada y Visión se levantó también del sofá.

Guerra y pasión || RomanogersDove le storie prendono vita. Scoprilo ora