Capítulo 25

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Anteriormente...

—¿Y cuándo no pone su nombre? —bromeó Sam— Esta mujer es muy popular en Rusia.

Wanda se asomó al documento que María leía y se quedó muda, siendo el propio Sam quien les arrebató la carpeta y leyó su contenido.

—Sujeto no viable. Embarazo no llegado... a término.

Mi mirada pasó de ese documento a James.

Y dejé de respirar.


—¿Qué? —murmuraron Clint y Steve a la vez.

Me costó respirar nuevamente. El aire no llegaba con fluidez a mis pulmones. El único secreto sobre mi pasado había terminado por hacerse público, de la peor manera posible. El único hecho que deseaba mantener para mí. Escondí la cabeza entre las manos e intenté calmar mis latidos, que comenzaban a desbocarse.

¿Cómo era posible que mi nombre apareciese en esos documentos? Yo misma había destruido todo resto de ese horroroso capítulo de mi vida. Había matado a los científicos e implicados en el experimento, había quemado hasta el último pedazo de información y había volado por los aires las instalaciones. Tan solo dos personas habían salido con vida de ahí, Maestre y Madame B, pero dudaba mucho que tuviesen el conocimiento y la información necesaria para volver a redactar los informes con peros y señales, tal y como estaba en el documento ante mí.

—¿Tasha? —murmuró Clint, con la voz rota— ¿Qué es esto?

Había hecho esfuerzos sobrehumanos para controlarme durante todo el día, para no dar ninguna señal de que esta misión me había afectado como ninguna otra. Había contenido mis lagrimas al ver a ese bebé muerto y las ganas de gritar cuando Ava se agarró a mi y no quiso soltarse. Había estado al borde del colapso durante horas, viendo como esas seis chicas embarazadas se abrazaban a sus vientres y los tocaban con cariño. Todo para que no saliese el tema a la luz, para que los recuerdos no me inundasen de nuevo, para poder mantener para mí el único episodio de mi vida que había conseguido destruirme.

Estaban esperando a que dijese algo y yo ni siquiera era capaz de pensar. Los recuerdos bombardeaban mi mente de una forma cruel y dolorosa. Habían pasado ocho años y todavía parecía como si hubiese sido ayer.

—Por respeto a Natasha no deberíais de leer esos papeles —escuché decir a Bucky—. Nadie tiene derecho a...

—James, déjalo —murmuré levantando la cabeza— ¿Qué más dará? Ya lo saben.

Con una mueca de disculpa Hill me entregó el archivo, que me negué siquiera a mirar. En vez de eso clavé la vista en la cuna de Ava. Sabía que los demás no exigirían de mí ni una explicación, que me darían todo el tiempo y espacio que necesitase. Pero estábamos metidos hasta el cuello en una aventura contra reloj y nuevamente me iba a tocar hacer de tripas corazón y abrirme en canal por el bien de todos nosotros. ¿Cuántas veces más tendría que seguir reviviendo todo lo que sufrí en el pasado? ¿Cuántas veces sería mirada con lástima?

Estaba tan cansada... que solo quería abandonar. Por primera vez lo único que quería era dejar de luchar.

—Ya conocéis el Proyecto Imperio, os he explicado qué es. Hace ocho años no tenía ese nombre, pero ya existía. La Sala Roja y el KGB querían crear una nueva raza de súper humanos y qué mejores candidatos para el experimento que los dos únicos agentes con el derivado del suero del súper soldado, ya que Yelena estaba aparentemente muerta —comencé mi relato, casi en un susurró. Por el rabillo del ojo vi como todos se acercaban a la mesa para escuchar mejor, pero yo no alcé el tono de voz porque sabía que comenzaría a temblarme— Creo que ya sospechaban que Bucky y yo teníamos una relación, por eso no les costó tomar la decisión. Durante un mes, y sin que yo lo supiese, me dieron toda clase de químicos y hormonas para aumentar la fertilidad de mi cuerpo y revirtieron la esterilización que me practicaron en la ceremonia de graduación. Llegado el día me ataron a una camilla y me inseminaron con el semen de James, sin ofrecerme elección alguna —escuché jadeos a mi alrededor, pero continué sin levantar la vista de Ava. Esta era la parte que menos dolía—. Estaba tan hormonada que solo hizo falta ese intento para que me dejasen embarazada. Cuando me citaron para hacer la prueba de embarazo me dio un ataque de ansiedad al conocer el resultado y tuvieron que mantenerme sedada durante tres días... Fue... solo de pensar en lo que iban a hacer con esa criatura... Por un momento se me pasó por la cabeza provocarme un aborto, pero después comprendí que me harían pasar por el proceso una y otra vez... y no tenía la fuerza suficiente para sufrir esa tortura —puede que fuese un pensamiento egoísta, pero no hubiese soportado tener que quedarme nuevamente embarazada tras haberme provocado yo misma el aborto—. Desde el momento en el que el test dio positivo me apartaron de cualquier misión y situación de estrés. Empezaron a controlar mi alimentación, mis entrenamientos, mis horas de sueño... y me convirtieron en un sujeto de pruebas —suspiré y me pellizqué el costado cuando sentí que las lágrimas iban a desbordar mis ojos—. James y yo sabíamos que todo eso no podía acabar bien, que explotaría por algún lado... pero las semanas empezaron a pasar y, según progresaba correctamente el embarazo, nuestros superiores se iban volviendo más permisivos con nosotros, ofreciéndonos incluso un pequeño apartamento dentro de las instalaciones para que pudiésemos vivir juntos... Yo... yo era el primer sujeto viable que conseguía llevar adelante el embarazo... —mi voz terminó siendo un susurro y tuve que meter las manos entre mis muslos para que me dejasen de temblar.

Guerra y pasión || RomanogersKde žijí příběhy. Začni objevovat