Capítulo 19

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Anteriormente...

―Es tan duro verte así... pero más duro es no verte pateando sacos en el gimnasio, o corriendo detrás de Clint por el complejo, o incluso peleando con Stark por tonterías. Yo...

―¿Steve? Te están esperando.

―Ya voy ―una caricia, un beso―. Te necesitamos, Nat. Yo te necesito.

Intenté abrir los ojos, intenté contestar, pero no pude. Mi cuerpo estaba repleto de oscuridad.

Me dolía el alma.



La siguiente vez que volví a sentirme viva algo había cambiado. El peso que rodeaba mi cuerpo había desaparecido. Probé a mover el meñique y, al ver que me obedecía, al instante obligué a mi mano a moverse. Entera.

Y funcionaba.

Y la otra mano también.

Si las manos me obedecían... despegué los labios, resecos, aunque no sentí el aire atravesarlos. Pero eso no me importó. También intenté abrir los ojos, sin resultados. Pero lo que sí conseguí fue mover la cabeza hacia un lado.

―¿Chicos?

Una voz conocida. Wanda.

―Yo también lo he visto.

Clint.

―¿Nat? ―esta vez fue la voz rota de Steve, seguida de una caricia en la mano, que respondí moviendo los dedos― Dios mío, acaba de mover los dedos.

―¿Qué? ―escuché como Clint se acerca y supuse que fue él quien me agarró la otra mano― ¿Tasha? ¿Nos oyes?

Quería contestar, pero no así. Así que obligué a mi cuerpo a obedecer. Y lo conseguí, porque mis ojos se abrieron, y la oscuridad se acabó.

Luz, eso es lo primero que vi. Formas borrosas de colores. Movimiento

―Dios mío... ―creo que Wanda estaba llorando.

Pestañeé tratando de enfocar y moví la cabeza un par de veces hacia los lados.

Por fin, tras unos segundos conseguí que mis ojos enfocasen débilmente y distinguí a mis amigos. Wanda, con el pelo recogido en un moño mal hecho y un camisón. Clint, con ojeras y una sudadera. Y Steve, su prolija barba hecha un desastre, la cara demacrada y una camiseta arrugada.

Los tres estaban llorando. Wanda se abrazó a Clint y Steve escondió la cabeza en la camilla, al lado de nuestras manos unidas.

Quise hablar, quise consolarles y decirles que estaba viva, pero no salió voz ninguna de entre mis labios. Mi garganta no se movió. No podía hablar.

¿Qué pasaba? ¿Por qué no hablaba?

Apreté la mano de Steve, obligándole a levantar la cabeza. Y se me olvidó todo.

Tenía las mejillas surcadas de lágrimas, los ojos rojos, las ojeras pronunciadas... parecía un muerto en vida. Y todo era por mí, porque pensaban que me iba a morir.

―Nat... ―murmuró entre lágrimas, besando mi mano.

Abrí la boca para hablar, pero no salió sonido alguno. Wanda y Clin se soltaron y pegaron a la camilla, ella agarrando mi mano y Clint acariciando mi mejilla.

Volví a intentarlo, y simplemente salió un sonido ronco parecido a un gemido. ¿Qué diablos pasaba?

Una máquina a mi izquierda empezó a pitar.

Guerra y pasión || RomanogersWhere stories live. Discover now