Epílogo

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Me sentía liviana, relajada. Los rayos de sol del atardecer aún calentaban mi espalda y la brisa hacía cosquillas sobre mi piel. No se escuchaba nada a mi alrededor salvo el ruido de las olas al romper en la orilla y algún que otro pájaro que sobrevolaba la costa. El paraíso nunca se había sentido tan maravilloso.

—¡Tia Nat!

Hasta que una niña de seis años saltó sobre mí.

—¡Vamos! ¡Levántate! ¡Es hora de encender la hoguera!

Escondí la cabeza en la almohada de la cama balinesa.

—Mmm no, estoy aquí muy cómoda.

—El tío Steve ha dicho que como no te levantes va a mandar a Thor a que venga a por ti.

—Que el Dios del trueno intente siquiera acercarse —murmuré sin abrir los ojos.

Lila se sentó sobre mi espalda y empezó a saltar.

—¡Vamos! ¡Venga! —golpeó mi espalda con sus manitas.

—Salvo el mundo y así me lo pagan... —gruñí— Si lo llego a saber dejo que explote la gema.

De un solo movimiento nos hice girar, quedando Lila bajo mi cuerpo.

—Oh oh... —dijo la pequeña con una sonrisa.

—Eso mismo —le devolví la sonrisa y empecé a hacerle cosquillas en los costados, haciendo que la pequeña Barton se retorciese bajo mis manos. Añadí mi boca haciendo pedorretas contra su cuello.

Las flojas carcajadas de Lila eran música para mis oídos.

—¡Para! ¡Seré buena! —decía la niña entre risas.

—¿Cómo? ¿Qué quieres más cosquillas? ¡Eso está hecho! —trasladé mis manos hasta su tripa y continué con mi tortura, uniéndome a sus risas, hasta que unos musculosos brazos tiraron de mí y me sacaron de encima de la niña y fuera de la cama balinesa.

—Con que torturando a niñas pequeñas e inofensivas, Romanoff —murmuró Steve contra mi cuello, dejando un beso bajo mi oreja.

—No te dejes engañar por sus ojitos de perrito abandonado, esa niña es un demonio —dije con una sonrisa, observando como Lila se sentaba en la cama y se limpiaba las lágrimas que se le habían escapado fruto de la risa.

—Lila, la hoguera está lista. ¿Por qué no vas a escoger un palo para asar tus nubes?

—¡Sí! —la niña saltó a la arena— ¿Después podemos hacerle nosotros cosquillas a la tia Nat como venganza?

La sonrisa malvada de Lila, con el hueco de dos dientes que se le habían caído recientemente, me hizo sonreír como una tonta.

—Por supuesto —dijo Steve.

La niña salió corriendo tras sus palabras, dejándonos solos. Steve enterró la cabeza en el hueco de mi cuello y me apretó contra su pecho. Así que, me apoyé contra él y dejé que sujetase todo mi peso, disfrutando de las cosquillas que su aliento hacía sobre mi piel. Observamos en silencio como Lila llegaba a la hoguera que Thor se estaba encargando de encender. Nathaniel, Cooper y Cassie corrieron hacia Clint y Sam, quienes habían empezado a repartir palos para poder asar las golosinas. Y, por su parte, Laura, Pepper y Hope llegaron con los brazos llenos de bolsas de nubes, que empezaron a repartir por los miembros del equipo que ya estaban en la hoguera.

—Me parece una ilusión...

—¿El qué? —preguntó Steve.

—Todo esto. Habernos reunido todos en una isla privada, sin problemas, sin trabajo, sin peligros... para pasar unas vacaciones en familia.

Guerra y pasión || RomanogersМесто, где живут истории. Откройте их для себя