Capítulo 26

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El regalo aunque pequeño iba con todo su amor y cariño hacia la persona que más amaba en la vida.

Llegó a la oficina , a la hora habitual de siempre, antes paso por su tradicional americano a la cafetería de la otra calle. Tomó el ascensor en el camino se encontró con Alonso.

Alonso: Lu cómo estás hace tiempo que no te veo.

Lucero: Bien Alonso, estoy muy bien con algo de trabajo encima nada más.

Alonso: Que te parece una invitación a almorzar yo invito.

No sabía si era buena idea aceptar la invitación, pero se arriesgaria.

Lucero: Está bien acepto.

Alonso: Perfecto, te espero en el lobbie entonces no me falles.

Alonso se despidió dejándola de nuevo sola con rumbo a su lugar de trabajo.

Había llegado, pero el aún no. Moría de ganas de verlo, abrazarlo y decirle lo mucho que lo amaba.

Realizó el típico itinerario de siempre, de vuelta a su computadora, reviso sus pendientes faltantes, y se puso a redactar algunos memorándum que más tarde enviaría al gerente de recursos humanos.

La campanilla del ascensor, capto su atención, sabía quién era.

Un guapo y reluciente Fernando salió del ascensor dejándola sin aliento, vestía su típico traje ejecutivo una camisa blanca, y una corbata roja combinaban aquel atuendo. Tan perfecto y guapo eran las dos palabras para describir a semejante Adonis .

Fernando la vio, aquella mujer era su vida entera, sonrió de emoción.

Fernando: Señorita Hogaza podemos ver mis pendientes para hoy?

Lucero: Con gusto jefe,

Fernando abrió su oficina, dejo su portafolios en su escritorio, quitó su chaqueta y la dejo en el respaldo de la silla.

Lucero tocó la puerta, seguidamente una voz le dió la orden que entrara.

Lucero abrió la puerta, se encontraba ahí parado enmedio de aquella oficina sus miradas se conectaron rápidamente, el le sonrió seguido de ella, Fernando se acercó casi corriendo la tomó en brazos y la elevó por el aire.

Fernando: Amor, como amaneciste?

Lucero: Bien Fer, y tú?

Fernando: Maravillosamente ahora que te veo.

Lucero: Creo que me debes algo.

Fernando sabía perfectamente a qué se refería.

Fernando: A si? Y puedo saber que te debo pequeña?

Lucero: Un beso cielo, me debes mi beso de buenos días corazón.

Fernando: Pues llegó el momento de saldar mi cuenta contigo no te parece?

Lucero le dió un beso tierno sobre los labios, a lo que Fernando correspondió tomándola de la nuca y acercándola más a él. Fer le invadió la boca con su lengua, la lengua de Lucero se entrelazó con la de el. Se separaron para tomar aire.

Fernando: Creo que con esto pague mis deudas contigo no te parece?

Lucero: Creo que si.

Ambos rieron.

Lucero aún tenía los brazos alrededor del cuello de Fernando, mientras que el la sostenía por la cintura.

Lucero: Te tengo un regalo.

Fernando: A si. Que es?

Lucero sacó de su chaqueta la pequeña caja , Fernando se alejo de ella para recibir la caja.

Lucero: Abrela.

Fernando halo los listones para descubrir la sorpresa dentro de la caja. Se sorprendió al ver lo que había dentro.

Un dije de oro con forma de corazón cortado por la mitad. Tenía grabada la primera inicial de su nombre "F" .Alzó la mirada hacia ella esperando a que le dijera que le parecía.

Lucero: Y bien? Te gustó?

Fernando: Me encanta pequeña, pero y la otra mitad?

Lucero le mostró la otra mitad que ella tenía en una pulsera en la muñeca de su mano, tomó el dije que ella tenía, luego tomó el dije que le acababa de dar a Fer, automáticamente ambos se unieron dejando a la vista un corazón hermoso y reluciente.

Lucero: Con esto Fer(señaló el pequeño corazón que Fer sostenía sobre la palma de sus manos). Te entrego mi corazón y todo y amor, por favor no lo lastimes ni dejes que mi corazón sufra por amor.

Fernando subió la mirada, la vio por un momento, sentía unas ganas inmensas de abrazarla y nunca soltarla. Y así lo hizo la abrazo con todas sus fuerzas, Lucero recostó su cabeza en el pecho de el, mientras que el se dedicaba a darle besos sobre sus cabellos, y aspiraba el olor de sus cabellos.

Fernando: Pequeña, mi pequeña te lo prometo, no sufrirás por mi culpa.

Maricela llegó a la planta dónde se encontraba la oficina del dueño de la compañía, tenía un encargo por hacer y una generosa cantidad de dinero que ganar. Lo primero en el plan debía hacerse "amiga" de la secretaria que según ella le ayudaría o al menos le daría alguna pista si acaso Fernando Colunga tenía alguna amante.

En el escritorio no había nadie, dónde se supone que estaría si no es que trabajando?

Iba a regresar de nuevo al ascensor cuando vio que la puerta que daba a la oficina de Colunga estaba medio abierta, la curiosidad se apoderó de ella, despacio y con cuidado de no ser descubierta se asomó por la puerta. Lo que vio la dejo atónita.

Nunca pensó que el intachable empresario Fernando Colunga tuviera una amante pero todo indicaba que se había equivocado.

Lo vio abrazando a una mujer, que se encontraba a espaldas que para su desgracia no pudo ver quién era. Entre ambos había tanta confianza que era difícil de pensar que se trataba de alguna inversionista.

Saco su teléfono busco la cámara y tomó algunas fotografías sin ser vista de nuevo se dirigió hacía el ascensor

RELACIONES PROHIBIDAS ®Where stories live. Discover now