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Una semana después de que Hoseok salió del hospital, Taehyung supo que el breve indulto que tuvieron llegó a su fin. Y lo supo porque la pequeña maleta que trajo consigo estaba empacada de nuevo y junto a la puerta.

Sabía que este pequeño sueño junto a Hoseok, a expensas de la excusa de cuidarlo después de la cirugía era solo un espejismo para ocultar la realidad. Una semana en el olvido y en paz fue la despedida a una larga cadena de agonía que inició hace algunos años, cuando Hoseok lo rescató de aquel club y lo trajo a este mismo apartamento, cuando logró seducir a ese alfa que tanto había anhelado, cuando cometieron el maravilloso error de seguir un camino prohibido. Las ganas de derramar un par de lágrimas picaban en sus ojos y no las escondió. Sintió una paz inmensa. Quizás no todo se había dicho y quedaban todavía cosas que aclarar, pero esa etapa tormentosa de su vida estaba quedando atrás poco a poco. Las maletas en la puerta eran una despedida no dicha por parte del Alfa. Y Taehyung estuvo de acuerdo al principio en que luego de esto lo dejaría ir. Pero aunque esto podía interpretarse como que Hoseok ya no lo quería en su vida. No iba a tomarlo así. El alfa no lo quería fuera de su vida, de ser así, hubiera hecho lo imposible por no escuchar sus explicaciones, hubiera rechazado su ayuda y sus cuidados. Y sin lugar a dudas, no le hubiera comido la boca con ese maravilloso beso si lo despreciara.

Hoseok lo amaba, a pesar de todo lo que había pasado. Pero estaba tan dañado que no se atrevía a pedirle nada a Taehyung. Era normal que se sintiera como si caminara sobre un lago congelado, sin saber si cada paso era sobre hielo resistente o caería a la catástrofe otra vez. No era un secreto para ninguno de los dos que el omega esperaba que algo pasara en este tiempo que compartieron juntos, pero nada pasó luego del único beso que se dieron. Tae reconocía lo que era esto, Hoseok estaba huyendo.

La ducha se escuchaba en todo el apartamento, eclipsando cualquier otro sonido. Por lo que Tae tuvo que gritar con todas sus fuerzas.

— ¡Yo ya no me asusto con nada!—Tomó su maleta y sonrió mientras abría la puerta para irse. — ¿Escuchaste? ¡Ya no me voy a separar de ti, Hobichito!

El omega salió del apartamento con el corazón lleno de esperanza a pesar de haber sido echado de allí.

Durante el siguiente mes, Taehyung se volvió un omega determinado. Estuvo al alcance de la mano del alfa en todo momento, estaba bailando alrededor como una brillante chispa de alegría. Definitivamente lo sorprendía a diario con lo cambiado que estaba. Cuando Tae dijo que ya no se iba a separar de Hoseok, lo dijo en serio. Estuvo junto a él atormentándolo en cuanto el alfa regresó al trabajo. Y Hoseok se lo permitió. No expresamente, pero había un consentimiento tácito cuando no se negaba a disfrutar del placer de su compañía.

— ¿Tienes tiempo?

La bonita cabecita del omega se asomó por el marco de la puerta de la oficina.

Una escena que se repetía a diario.

Y que, en silencio, Hoseok esperaba con unas ansias traicioneras.

—Por supuesto.

Taehyung lo llevo al área de Vante, esa sala estaba lista para acomodar las pinturas. Lo que necesitaban ahora era elegir que obras iban a exhibir entre todas las que recibieron. Muchos acudieron a la convocatoria, intrigados con esa nueva figura que se interesaba en promocionar talentos desconocidos. Era una oportunidad que no podían dejar pasar. El espacio destinado para Tae era igual al omega, la música estaba alta, el desorden en el suelo incluía los zapatos del omega que estaban olvidados en una esquina.

—Quería la opinión de un profesional. —Dijo Tae mientras se paraba delante de cinco pinturas lo suficientemente grandes como para tener su estatura. — ¿Crees que puedas instalar una nueva sección de luces que logre destacar estos cuadros? Siento que las que se instalaron no son las adecuadas. Pero sobretodo, me gustaría saber qué piensas acerca de...

Hermoso, Coqueto y Vanidoso•||(Vhope)Trilogía Herederos KimWhere stories live. Discover now