25 | Primeras veces

41.2K 5.6K 8.2K
                                    

#Lowen (Alex y Holland) ♥


25 | Primeras veces


Holland

He sido su primer beso.

Pensar en ello me hace sonreír mientras recorro con Alex los pasillos del instituto. Tenemos las manos entrelazadas y su pulgar acaricia suavemente mis nudillos. Me ha ofrecido su chaqueta porque mi vestido me dejaba los brazos al descubierto. Me queda enorme, pero huele a él y no me apetece quitármela por nada del mundo.

—¿A dónde vamos? —me pregunta. Hasta oír su voz me provoca cosquilleos en el estómago.

—A donde podamos estar tranquilos.

Cuando le miro, enarca las cejas y sonríe. Estamos a oscuras, cosa que no me preocupa porque conozco perfectamente el camino. No menciono nada al respecto, pero noto cómo se relaja cuando pasamos de largo el cuarto del conserje. La última vez que entré allí, estaba con Gale. No quiero que su recuerdo arruine ni un solo minuto de esta noche.

Seguimos andando hasta que estamos frente a la puerta que conduce al sótano. Alex sonríe cuando giro la manilla y comprobamos que, efectivamente, está abierta.

—El lugar en donde empezó todo —me recuerda en un susurro.

—Punto número uno: no me llames bruja.

Escucho cómo sonríe. Todavía me acuerdo de aquel tratado de paz improvisado que me propuso hacer cuando nos conocimos, y me gusta que a él tampoco se le haya olvidado.

—Punto número dos: no seas tan desagradable —aporta. Ruedo los ojos.

—Punto número tres: nada de insultarme por ser pelirroja.

Alex sonríe. Bajamos los tres primeros escalones y nos detenemos en un descansillo. Me giro, le rodeo el cuello con los brazos y él me pone las manos en las caderas. No puedo dejar de sonreír.

—Punto número cuatro: no respires —continúa, con burla. Quiero quejarme, pero me besa para impedirlo. Sonrío en su boca. Después, le coloco las manos en el pecho para poner distancia entre nosotros.

—Enrollarse y bajar las escaleras al mismo tiempo es una mala idea.

Parece desconcertado al principio, pero enseguida vuelve a sonreír. Comprendo demasiado tarde que creía que iba a rechazarle otra vez. Quiero demostrarle que no tiene razones para sentirse así, pero debería respetar mis propias reglas. Bajamos juntos hasta el sótano y tiro de su brazo para llevarlo hasta el escenario.

Antes ha estado contándome cómo se inspiró para escribir esas canciones que hablan sobre mí. Al parecer, llevo gustándole desde hace mucho, pero no se dio cuenta hasta que volví con Gale. Durante todo este tipo, no solo ha tenido que soportar vernos juntos, sino que ha sido quien me consolaba cuando Gale me hacía daño; y, aun así, cuando mi ex novio se presentó un día en nuestra mesa sin avisar, Alex fue el único que consintió que se sentara con nosotros, porque creía que así me haría feliz.

Es una buena persona. Además, me aprecia y eso se nota en su forma de tratarme. Me hace sentir querida. Hace que crea que soy suficiente. He intentado ser perfecta durante toda mi vida sin saber que la clave, en realidad, está en encontrar a personas que te acepten con tus defectos incluidos.

Alex es así. Cuando llegamos al escenario, me mira y no lo dejo hablar. Me acerco a él y presiono mi boca contra la suya. Antes sus movimientos eran más inseguros, pero cada vez tiene más confianza en sí mismo y eso me encanta. Sus manos se cuelan dentro de mi chaqueta para agarrarme las caderas mientras las mías recorren su espalda. Sus músculos se tensan bajo mis dedos.

Cántame al oído | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora