19 | Todas mis canciones suenan a ti

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19 | Todas mis canciones suenan a ti.

Holland

A los chicos les gusta tanto el nombre que Alex sugiere para la banda que no necesitan someterlo a votación. Orgullosos porque por fin tienen algo que los defina, 3 A. M. se pasa ensayando toda la semana.

Y, cuando queremos darnos cuenta, ha pasado una semana y ya estamos a sábado.

Junto mis labios pintados de rojo y le dedico una sonrisa al espejo. Hoy es un día especial para ellos, porque van a dar los primeros pasos hacia su sueño, y para mí, porque, por alguna razón que aun no entiendo, me siento bien. Más que eso: me veo bien. Parezco feliz. Han pasado dos días desde Año Nuevo y tengo buenos augurios para esta nueva etapa de mi vida. Además, mis padres se fueron anoche, no volverán hasta el domingo y Sam se ha pasado toda la mañana aquí, ayudándome a preparar el salón para esta noche.

Reviso mi teléfono, cuya pantalla se ilumina con la llegada de una nueva notificación. Elegancia sobrecargada tiene más de trescientos nuevos mensajes. Se nota que mis amigos están nerviosos, porque llevan todo el día intentando asegurarse de que todo va a salir perfectamente. Sin embargo, apenas he hablado con Blake; factor que me inquieta bastante.

Teniendo en cuenta que llevan semanas ensayando, hay muchas probabilidades de que su actuación sea un éxito. Pero necesitaríamos un milagro para que nuestro plan salga bien.

Alex va a odiarnos después de esto.

No me gusta pensar en eso. Sacudo la cabeza e intento convencerme de que, en realidad, estamos haciendo lo correcto. Estoy terminando de aplicarme máscara de pestañas cuando, de pronto, suena el timbre. Sonrío, cierro mi estuche de maquillaje y cojo mi chaqueta antes de bajar las escaleras que conducen al primer piso.

Me guardo las llaves en el bolsillo y abro la puerta. Antes de que pueda saludarle, Gale ya me ha agarrado la cintura y tiene sus labios sobre los míos.

Sonrío en su boca y le correspondo con ganas. Utilizo mi mano izquierda para cerrar la puerta a mis espaldas. No me gustaría que viera que mi salón está hecho un desastre; los chicos han venido a dejar sus cosas esta mañana y está todo amontonado. Haría muchas preguntas y no sé cómo darles respuestas sin sentir que soy una novia terrible.

Tampoco sabe que mis padres están fuera, de viaje.

Me mataría si supiera que he tenido la casa sola durante todo un fin de semana y no le he dicho nada.

—Gale —susurro. Me alejo un poco de él y me río con suavidad—. Hola.

—Hola —murmura él, y vuelve a besarme. Pongo las manos sobre sus hombros y noto la firmeza de sus músculos bajo mis dedos. Le empujo un poco para que se separe de mí.

—Deberíamos irnos. Vamos a llegar tarde. —Pero él niega y une nuestras bocas otra vez, en un beso corto.

—Siempre podemos quedarnos y no ir.

Con esto, nuestro momento se hace pedazos. Me zafo de su agarre, incómoda, cuando se acerca para volver a besarme, y empiezo a bajar las escaleras del porche. Ha estado toda la semana tratando de convencerme de que no vaya al concierto. Es muy insistente cuando se lo propone. Se le ocurría un argumento nuevo todos los días.

Parece que piensa seguir intentándolo hasta el final.

—Ya hemos hablado de esto —me limito a decir, una vez que estoy abajo. Me giro hacia él—. Voy a ir, Gale. Puedes venir conmigo o irte a casa. Tú eliges.

Salgo a la calle y le miro a través de la valla que rodea mi casa, de brazos cruzados. Intento que no note que una parte de mí quiere que se marche. Mis amigos no pusieron objeciones cuando les conté que Gale había decidido acompañarme a la batalla de bandas, pero sé que la idea no les entusiasma.

Cántame al oído | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora