Matrimonio de Conveniencia

13º Ofensas

13º Ofensas

Cuando el carruaje llegó al pie de la escalera de Pemberley, Darcy y Bingley bajaron y ayudaron a descender a Lizzy, que sonreía por estar de nuevo en su hogar. Los tres subieron las escaleras, donde los esperaban Georgiana, Jane, Mary y las dos pequeñas. Al llegar a la parte superior, Elizabeth fue directa a su hermana, queriendo abrazarla después de tantos días sin verla, pero cuando llegó hasta ella, lo que recibió fue una fuerte y sonora bofetada, que la dejó desconcertada.

- ¡Jane! - La regañó su marido- ¿A que ha venido eso?

- ¿Qué a que ha venido? ¿De verdad necesitas preguntarlo? - Miró a su hermana con enfado- ¡No tuviste en cuenta las recomendaciones del doctor! ¡Fuiste hasta Londres tu sola! ¡Y te marchaste sin dejar nada más que una escueta nota! ¿En que estabas pensando?

-Yo... Necesitaba estar con Will... Creí que lo entenderías...

- ¡Pues no lo entiendo! ¡No entiendo como pudiste ponerte en peligro de esa manera sin importarte lo que pudiera pasarle a tu hijo! – Los ojos de Jane se anegaron en lágrimas - ¡No entiendo que te diera igual dejarme aquí preocupada por ti! ¡Eres una desconsiderada! – Tomó a las niñas de las manos y bajó con ellas al carruaje- ¡Vamos a casa Charles!- Y sin decir más entró en el carruaje.

-Yo... Lo lamento- Se disculpó Bingley mirando a su amigo- Ha estado muy preocupada por vosotros.

-Lo comprendo- Le aseguró Darcy- No te preocupes, ve con tu esposa.

-No se lo tengas en cuenta- Le pidió a Lizzy, dándole un leve abrazo- Se le pasará pronto- Le dedicó una sonrisa sincera- Aprovechar para descansar y recuperaos los dos, hasta pronto.

-Hasta pronto Charles- Se despidió, pasando el brazo por la cintura de su esposa, que permanecía quieta, aun impactada por lo que acababa de suceder- Vamos Elizabeth.

Ella se dejó llevar por su marido al interior, fueron al salón de té, donde ambos se sentaron en el sofá grande, frente a ellos se sentaron Mary y Georgiana, que no habían sido capaces de decir nada ante lo ocurrido, pero las dos estaban preocupadas por Lizzy, que no decía nada.

-¿Estáis los dos bien?- Preguntó Georgiana, intentando romper el silencio que reinaba en la estancia.

-Si, estamos bien, Elizabeth solo debe descansar, y yo tardaré un poco más en recuperarme, pero ya no corro peligro ni puedo contagiar a nadie- Les aseguró dedicándoles una leve sonrisa.

-Lizzy, ¿me oyes?- Preguntó Mary, viendo que no decía nada, tocándole la mano. Entonces fue cuando su hermana se giró a mirarla y empezó a llorar- No llores Lizzy, no pasa nada.

-Jane está tan enfadada conmigo...

-Todas nos enfadamos un poco contigo- Le confesó su hermana- Pero lo entendemos- Le aseguró- Jane también lo entiende, en el fondo- Se levantó y la abrazó- Estuvimos muy preocupadas por vosotros, y nosotras en especial por ti y el bebé- Se separó de ella y la miró a los ojos- Jane se sintió responsable de ti.