Capítulo 14 - Reunión

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—¡Alto ahí! –escuchó Macarena– ¿A Dónde piensas que vas? –inquirió una voz fuerte a su espalda.

La rubia cerró uno de sus ojos y se giró en dirección de la persona que la atajó justo al tomar la manilla de la puerta de su casa.

—Padre... –le sonrió, develando su hermosa y perfecta dentadura.

—¿Es o me parece? ¿Piensas salir? –insistió con su incógnita.

Macarena respiró profundo y aflojó sus brazos, ladeó la cabeza, otra vez tendría que explicar... le sonrió al mayor de los Achaga y se acercó a él, lo tomó cariñosamente de su brazo y se dirigió a una de las terrazas para conversar y explicarle la necesidad de su salida. El tiempo le presionaba, iba retardada luego de la interrupción de su madre, y ahora debía excusarse con su padre. Se dispuso a ello.



—¡Buenos días! –saludó Bárbara al entrar, luego de recibir la autorización de entrada cuando tocó la puerta. El reloj marcaba las nueve de la mañana.

—Hola Bárbara, sigue. –le respondieron.

Bárbara entró y tomo asiento donde le indicaba Ivanna y le prestó su atención.

—Debemos esperar unos minutos, aún no ha llegado la persona con las opciones –expuso–. ¿Quieres desayunar conmigo? –propuso amablemente.

—¿Otra persona? –inquirió.

—Sí, yo sólo comunico, las ordenes vienen de otra persona.

—No me gusta que esto se maneje con tantas personas al frente, pensé que eras tú... la responsable.

Ivanna, sirvió café y tomó un croissant; no acostumbraba a trabajar los sábados, pero estaba allí, para favorecer el tiempo de espera decidió desayunar. Ya Macarena le había informado de su retraso para llegar a la hora pautada.

—No son muchas personas, puedes tener la total seguridad. –respondió y le ofreció de nuevo desayunar, con un gesto.

—Sólo café. –eligió, decidió destensarse, no podía desviar su atención dirigida en salir de todo a la brevedad posible.

Le sirvió café. Se había reunido con Bárbara en contadas oportunidades, pero le simpatizaba, era toda la versión contraria a lo que pensaba que pudiese representar un hacker, y el hecho de que fuese amiga de su prima le garantizaba que no se trataba de una delincuente, sino de una genia con uso indebido, en ocasiones, de sus conocimientos, tal y como sucedió con su prima.

Comenzaron a divagar en temas banales, Bárbara terminó aceptando el desayunar juntas. Como siempre fue jovial.

—Creo que ya hemos excedido el tiempo de espera razonable. –expuso, la ansiedad se apoderaba de ella, no podía usar su celular por las medidas de seguridad de esa oficina, eran las diez de la mañana, aunque la conversación era grata con la ejecutiva, deseaba estar desocupada y lista si Macarena le escribía.

—Tienes razón déjame salir a buscar mi celular, puede que me hayan escrito. Ya regreso. —Ivanna se levantó y salió de la oficina hacia la de ella.

La morena decidió caminar hacía el ventanal, llevaba mucho tiempo sentada, algo que sólo lo toleraba si estaba frente a algún equipo electrónico, o, lo descubrió hace poco, si estaba conversando o no con Macarena, solo estar a su lado era suficiente... Apreció el paisaje desde aquel piso, la vista era muy privilegiada, se dio cuenta que no había recorrido mucho de la ciudad, aunque recordó a la ojiazul, estaba segura que era lo único que quería ver y explorar, volvió a sonreír. La presencia de la Macarena en sus pensamientos era intensa, imponente y placentera. Suspiró.

ComplicidadWhere stories live. Discover now