Complicidad (Terminada)

Capítulo 24 - Cómplice

Bárbara estaba muy nerviosa cuando la llamaron para ir por su llamada, era tarde, pero debido a los acontecimientos y las concesiones que pidió Ivanna para ella, le permitieron hacerla.

Estaba en un salón a solas, verificó e hizo unas pruebas para confirmar que su llamada no fuese interceptada, y solo después de verificarlo llamó.

El número lo sabía de memoria. No dudó en el momento de escoger esos cinco minutos a los que tenía acceso. Esperó paciente, rogando a su deidad que la ojiazul le respondiera, iban tres tonos y sintió como su garganta se iba cerrando.

Hasta que su agonía terminó al escuchar que atendieron la llamada, pero la rubia no habló, era de esperarlo, mucho hacía con atenderle.

—Maca, princesa –no obtuvo repuesta–. No tendré tiempo de explicarte, tengo solo esta llamada, por favor perdóname –rogó.

Macarena tenía sus ojos llenos de lágrimas, no podía hablar, sus fuerzas le abandonaron. La mujer que amaba la estaba llamando desde una celda, pensó. El amor de su vida era una delincuente, la misma que ella repudiaba y por la cual se odiaba a sí misma por haber tenido que contratarle.

—Maca, amor. Te dije que hice cosas de las que me arrepentía... y estar en esa empresa fue una de ellas. La razón no te la puedo explicar, ahora no... no sé qué será de mí.

—¿Por qué no llamaste a tu abogado o alguien que te ayude...? –se decidió a preguntar. Le preocupó no saber si saldría o qué haría por ella.

—Sólo me importaba saber de ti, saber que estás bien.

—No lo estoy... ¿cómo estarlo?

—Lo sé, perdóname te lo ruego... espero poder explicarte en algún momento. Maca...

La rubia dejó escuchar un sollozo, se aclaró la garganta y respondió: —Dime.

—Te debo pedir algo...

—¿Qué?

—Sólo te dejo claro que, si decides hacerlo, serás tomada por cómplice en lo que sea que me acusen, obviamente no por mí, sino por lo que puedan investigar...

Macarena guardó silencio, era más grotesco de lo que pudiese pensar, que ella le pidiera ser su cómplice.

—Sería riesgo para tu trabajo, pero estoy obligada a pedírtelo.

—Yo...

—Sólo escúchame, por favor –suspiró–. Si decides hacerlo es bajo tu responsabilidad, te juro que si se da el caso te libraré todo lo que pueda... –la rubia no respondió, se limitó a escucharle–. El equipo que te di, por favor, enciéndelo y marca el único número que tiene guardado, es el de Tessa, llámala y queda de acuerdo con ella para entregarle el equipo. Sólo eso debes hacer...

—¿Tessa? Oh claro, debía tener claro que es tu... colega...

—Es mucho más que eso, es mi hermana. Ella sabe qué hacer con ello... Si no se lo entregas habré caído aquí en vano.

—Yo...

—Si decides hacerlo, te lo agradeceré siempre. Pero deberás hacerlo antes de las nueve, que es cuando vendrán a verme los de AQ... debes darle todo antes de las nueve, te lo ruego.

—¡López! –Llamaron desde la puerta, luego de tocar. —Ya, solo me despido –respondió.

—Me tengo que ir... –le dijo a la rubia.

—Barb...

—Entenderé completamente si no nos volvemos a ver, solo quiero que sepas que te amo, y es lo más hermoso que me queda de lo que me trajo a esta ciudad, te amo, Maca.