Dos mujeres con un alto coeficiente intelectual y con unas carreras brillantes ven afectadas sus vidas cotidianas inesperadamente.
Bárbara y Macarena se encuentran en medio del cambio que le deben dar obligatoriamente a sus vidas; sin saber que ell...
Bárbara en la habitación del apartamento donde temporalmente se alojaba, víctima de sus nervios, no tenía idea qué lucir esa noche, era una cita y ella no era experta en citas, aunque no parecía una cita con Macarena porque ni siquiera le había insinuado algo, pero quería, pero no debía.
¿Qué me debo poner en estos casos? -decidió desviar su atención a lo realmente apremiante- ¿Cómo lucir? –colocaba una blusa en su gancho sobre su cuerpo mirando al espejo– ¿Es posible que sea muy informal?, –cambió a otra opción– Esta es muy formal... –y a otra– Esta es muy geek... –y a otra, hasta que ya agotaba sus opciones por el poco equipaje que cargaba– Así... perfecto ni muy muy, ni menos muy... ¡Vaya! Ni sé lo que digo... –se quedó mirando al espejo, ya tenía resuelto su outfit, sobrio y casual– ¡Sí! No parece que esté insinuando nada... –pensaba, era un lío su mente.
Los nervios estaban haciendo de las suyas, no sabía cómo manejarse... este caso era nuevo para ella y no tenía a Tessa para que le aconsejara, aunque sea como par de ojos extras.
No podía llamarla, no podía contarle su situación en el primer día que estaba en Nueva York, se burlaría de ella, o peor, no la dejaría en paz con el tema por un largo tiempo, y ella con Macarena no se podía ilusionar, vivían en ciudades distintas, y, ¡por el amor a Dios, ni sé si le gustan las mujeres!, terminó exclamando, mientras terminaba de completar las prendas y accesorios.
Pero ese era apenas uno de los problemas, cuando sonó su celular. Lidió para encontrarlo en medio del desorden que era su habitación, buscaba guiarse por el tenue sonido que salía a través de unos pantalones que lo cubrían sobre la cama.
Se fijó, era Macarena, y la sonrisa se apoderó de su rostro, exhaló y desbloqueó su equipo para leer:
Maca: Ya estoy en mi vehículo. –leyó. ¡OMG! Se miró a sí misma apenas estaba bañada y con la ropa íntima.
Rápidamente se conectó a su vehículo por el sistema de la computadora central, tenía listo el sistema para crackear y acceder, al mediodía cuando almorzaron, le fue inevitable conectarse a la computadora del vehículo y probar todas funcionalidades, era un vehículo de punta en tecnología, bien valía su precio.
Macarena en su vehículo escuchó como se activaba una voz, indicándole que estaba a treinta minutos de su objetivo, luego del último reporte de tráfico al que hizo referencia.
Bárbara: Te espero...😌 –el mensaje justo llegó al terminar de escuchar las indicaciones que le daba su vehículo. Estaba boquiabierta.
Bárbara: ¡Ah...! Y no encontré un vecino con cara de poderle hablar, 😞 todos andaban muy apurados... como todos en esta ciudad.😢 –se excusó.
La rubia rió ante su ocurrencia o excusa, pero no quería tocar el tema.
Macarena: Sí... como todo en la ciudad... Nos vemos en media hora, según lo que me dijo mi coche... 😮☺
Bárbara sonrió, imaginando el rostro de la hermosa ojiazul al escuchar su vehículo. Pudo notar que el chófer que la trasladaba nunca hacia uso del equipo de GPS, ello sólo denotaba que la rutina era siempre la misma, es decir, que los traslados eran de la casa al trabajo y viceversa. Le pareció extraño, pero comprensible, el vehículo era nuevo, asumió que llevaba con ella el poco tiempo de ella en su trabajo actual. Hizo una nota mental para hablar de ello.
Pasaron los treinta minutos, la morena estaba lista ya esperando en la planta baja a la ojiazul, sus nervios no habían bajado, pero al menos, los había controlado.
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