Capítulo 34

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Las once fechas en Estados Unidos han concluido, pero Namjoon siente que han estado mucho más tiempo haciendo conciertos. La siguiente parada es Europa y ellos deben seguir. Seguir, siempre seguir.

Alguien lo está tomando de la cintura para sentarlo en un sillón y ayudarlo a refrescarse. La brisa de algún ventilador portátil sopla sobre su nuca y cuello, relajándolo al instante. Se permite cerrar los ojos mientras unas manos masajean su espalda, procurando tener cuidado con los parches musculares. También hay otras cerca de sus gemelos, presionando la zona con profesionalismo y la fuerza necesaria para hacerlo sentir mejor.

Es una suerte que el concierto haya terminado, pero pensar en que deben viajar al otro día, lo tiene perdiendo la lucha contra su cansancio. Siempre es de ese modo y aunque lo ha experimentado muchas veces, nunca ha logrado acostumbrarse del todo.

Ellos son seres humanos, tienen límites.

Namjoon se recuesta cuando sus muslos son masajeados, mientras piensa en que aún debe hablar con todos para conversar sobre un error en el escenario y una posible discusión entre Hoseok y Taehyung. Es necesario hacerlo, ellos siempre intentan saldar ese tipo de asuntos antes de irse a la cama o dispersarse lo suficiente. Es una política que se han esforzado en mantener a través de los años.

Ahora le resulta irónica. 

Ojalá pudiese darle aplicabilidad en sus asuntos personales.

Ojalá... pero él solo se ha dedicado a dirigirle la palabra a Jin por cuestiones laborales y el chico ha hecho lo mismo. Y está bien. 

Namjoon ha entendido que debe seguir asumiendo su rol como líder sin distinciones de ningún tipo y eso le ha permitido avanzar. Al menos ya no se queda mirando a Jin como idiota antes de decirle algo. 

Esa debe ser una buena señal, está casi seguro de que lo es. 

—¿Estás bien?

Sus ojos cansados se abren para encontrar que el peligris está de pie, a un metro o más de él. El chico lo está mirando fijamente, sin camisa y con varios parches musculares en la zona de los hombros y posiblemente en la espalda. Alguien también está haciéndose cargo de él, de sus brazos específicamente.

—Sí —responde exhausto—. Sólo estoy cansado y aún debemos volar a Londres. Además, Taehyung y Hoseok discutieron antes del concierto y debo resolver eso.

El castaño no escucha nada por algunos segundos, pero Jin se sienta en el mismo sofá, justo a su lado. La manera en que hunde el cojín del sillón a su lado, lo obliga a seguir posando sus ojos en el otro, quien ahora está recibiendo un masaje en los gemelos. Es rutinario, pero el modo en que las manos del hombre se posan con fuerza y precisión sobre el chico, lo hipnotizan por un momento.

—Puedo arreglarlo si quieres —menciona tranquilamente.

—¿Qué?

—Puedo arreglar lo de Hoseok y Taehyung si quieres —vuelve a decir—. Sabes que Tae suele ser un poco terco, pero siempre me escucha.

Namjoon es consciente de que puede contar con ello. Él siempre ha tratado de lidiar con la mayoría de las discusiones, pero sabe que el mayor tiene mucho más tacto para hablar de ciertas cosas.

—Gracias, Jin —dice. 

Incluso con el dolor haciéndose presente en la zona cerca de su rodilla, Namjoon logra sonreírle un poco antes de que el chico asienta y se ponga de pie para irse.

Al menos hay una cosa menos por la que deba preocuparse y eso significa menos dolores de cabeza.

Ve a Jungkook pasar frente al sillón, mientras alguien toma su auricular con cuidado para guardarlo y comenzar a desvestirlo. Hay muchas personas a su alrededor como para discernir con certeza en donde está cada uno de los chicos, pero ellos se van a reunir luego. Se darán una ducha, se cambiarán, partirán al aeropuerto para otro vuelo y continuarán con más conciertos.

¿Sabes cómo te digo que te quiero? - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora