Capítulo 13

8.5K 1.1K 519
                                    

Se niega a hacer que se vuelva incómodo. Mantiene la compostura tanto como puede, tratando de lucir natural, como siempre.  

No duerme en su cama durante una semana y a Jimin no parece molestarle la idea de que el castaño se quede en la suya si con ello consigue un compañero para jugar algunas partidas de videojuegos en las noches.

Jin ha estado a su alrededor más de lo que quisiera. Tal vez siempre lo ha estado, pero Namjoon se ha vuelto muy consciente de la presencia del chico en todos los espacios. No puede dejar de mirarlo, incluso si sabe que puede tornarse raro. Simplemente no puede evitar fijarse en lo que hace: en el modo en que sus mejillas se abultan cuando ríe, cómo sus manos agarran cada cosa, o la manera en que sus hombros se encogen cuando está cansado.

Quiere dejar de hacerlo, sin embargo no puede.

La peor parte de todo es cuando tiene que fingir que no pasa nada cada vez que se acerca a él. Namjoon ha sonreído más de lo necesario y se ha negado a evitar una charla con Jin por miedo a caer en el error de ignorarlo como en semanas pasadas. Él no quiere eso. Lo prometió.

La celebración del cumpleaños de Jungkook llega rápido y ellos se preparan para salir esa noche. Es algo tranquilo: el restaurante favorito del chico, algunos tragos y entrega de regalos como punto final. Tal vez algún discurso tonto por parte de cada uno, aunque Namjoon sabe que terminará en palabras sin sentido. Lo sabe. Los conoce y se conoce siendo un total inmaduro.

Han anticipado el lugar desde hace algunos días y es bueno contar con la reservación segura de una sala para ellos solos. No quiere que haya ojos ajenos sobre la intimidad de la celebración, tampoco lo quiere para Jungkook. Sabe que el chico suele ponerse tímido cuando la gente lo mira demasiado.

Cerca de las 8:00 de la noche ellos logran llegar al lugar. Sejin los deja justo en la puerta, prometiendo volver cuando acaben. Namjoon no va a ser tan tonto como para alejar demasiado a los guardaespaldas, no como en hechos pasados. Las fotos no son una cosa mala, pero no quiere arruinar una buena noche. La noche de Jungkook.

El lugar es bonito y los empleados del restaurante han decorado la sala reservada que tiene paredes naranjas con algunos globos y un letrero en letras doradas que dice "Feliz cumpleaños, Kook". Es ridículo un poco, pero son así. Siempre lo han sido. El cumpleños pasado de Jimin tuvo un cuarto lleno de rosas. 

En el centro del espacio hay una bonita y alargada mesa en la que perfectamente caben los siete. El menú está pensado para el menor así que todos comen lo mismo, sin quejarse, sin refunfuñar, sino simplemente siendo felices de que Jungkook sea feliz. El pastel no puede faltar, esta vez tiene betún verde y letras doradas cursivas. También hay champaña, mucha. Ellos toman algunos tragos en medio de risas tontas, mientras se encargan de embarrar la punta de la nariz del chico con un poco de pegajosa crema. 

Es bueno. Por un momento Namjoon logra olvidar y sólo puede pensar en la sonrisa tierna del rubio.

Luego los presentes, aunque es extraño desde cierto punto. Ellos acordaron hace algunos años que no había mejor regalo que una celebración con todos juntos, dejando de lado los obsequios. Tenía lógica. Sin ánimo de dejar de lado la modestia, todos supieron reconocer que pueden permitirse muchas cosas porque los ingresos son más que buenos.

Sin embargo, Jin no puede evitar sacar una bolsa de debajo de la mesa y ofrecérsela al chico con una abarcadora sonrisa. No es extraño. Incluso con la aclaración de no obsequios entre ellos, el mayor de todos no puede no comprarles algo siempre. Es del modo en que es. Nadie quiere cambiarlo tampoco.

Namjoon observa a Jungkook sacar de la bolsa plateada un maletín negro de cuero. Es precioso, luce elegante y costoso. El menor de todos le da un abrazo al peligris a modo de agradecimiento, para darle paso a Taehyung y su regalo: una bonita cazadora costumizada por él. Para nadie es un secreto que el sentido de la moda del pelinegro es una cosa seria. Tiene bonitos trazos de colores, con formas indefinibles. No saben que es, tampoco preguntan. Probablemente es un poco de arte abstracto hecho por el chico.

¿Sabes cómo te digo que te quiero? - NamjinNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ