—Solo ten paciencia y verás que todo saldrá bien —dijo Angie con una sonrisa y mirada cálidas, a lo cual Hekapoo asintió y sonrió.

—Sabes hay algo que me pregunto todavía.

—¿Mmm?

—Bueno...Sabiendo la cantidad de energía que  recibió tu cuerpo, me es difícil creer que seas una simple Mewmana.

Hekapoo sonrió nerviosa. —Jeje me sorprende lo sabia que es usted señora Diaz.

—Jaja bueno estas canas ocultas con hechizos no son por nada, querida.

—Jaja ya veo. Mmmh pues otra vez está en lo correcto... No soy Mewmana.

—¿Tú naciste y creciste en Mewni no?

—Así es.

—Bueno jeje, eso te convierte en más Mewmana que cualquiera —Sonrió y dió un sorbo a su café—. Ambas sabemos que los Mewmanos son solo humanos que llegaron allá por accidente.

—Bueno eso sí...Y si lo pone de esa manera, básicamente lo soy.

—Por lo cual, supongo que tu apariencia es distinta a la que dejas ver.

—Vaya usted es tan perspicaz que incluso da un poco de miedo jeje.

—Jaja bueno ya ves, algunas personas se refieren a nosotras como brujas.

—Jaja eso es cierto...

—Además, tu color de ojos no es nada común, así que eso ya me da una pista.

—Jeje olvidé ese detalle...Mmmh muy bien le mostraré —Hekapoo cerró los ojos y de inmediato se apreció como su cuerpo se iluminó de blanco para luego extender llamaradas de fuego que iban revelando cada parte de su verdadera apariencia.

Segundos después las llamas y el brillo se disiparon dejando ver su aspecto habitual a excepción de su cola la cual no quiso revelar.

—Wow... Entonces eres...

—Una demonio —concluyó un poco apenada.

—Ya veo —dijo Angie mirando asombrada para después sonreír—. No cabe duda de que eres muy bella, querida.

—Ah jeje, gracias señora Diaz —Se sonrojó.

Justo en ese momento se escuchó el timbre de la puerta por lo que instintivamente Hekapoo volvió a su aspecto anterior cual reflejos de gato.

—Un segundo —gritó Angie poniéndose de pie y dirigiéndose a la entrada. Hekapoo por su parte continuó tomando su café ya más relajada. Un rato después escuchó la puerta cerrarse y Angie regresó.

—Ahh solo era el chico con el correo...—Puso el paquete en el piso—. Vaya que son eficientes, no sabía que trabajaban de noche.

—Le quedó muy rico el café señora Diaz —dijo habiendo dado el último trago.

—Oh muchas gracias... Mmmh sabes, a Marco le fascina el café —Le guiñó el ojo.

Hekapoo sonrió nerviosa —Ah jeje lo tendré en cuenta —dijo sonrojada.

—Angie cariño ¿Has visto mi llave número 15? —Se escuchó a Rafael bajando los escalones.

—Ehh no querido, yo no toco esas cosas a mi no me veas...

—Ohh Hekapoo aquí estás, ¿dónde está Marco? ¿Aún está en el baño?

—Hola señor Díaz, pues sí jeje creo que aún sigue allí.

—Jaja Marco y su eterno baño —Agregó Angie—. Hekapoo ¿Podrías ir a ver si ya salió?

—Claro, en seguida.

Dimensión en llamasWhere stories live. Discover now