Capítulo 26

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Fotosíntesis parte I

Momentos antes.

—¿Ya podemos buscar a Marco? —preguntó Hekapoo en cuanto llegó a la habitación, dejándose llevar por las ansias que poco se esforzó en ocultar.

Janna intervino intentando apaciguar su impaciencia. No era común en ella dejarse llevar por las emociones, y tampoco era el mejor momento para hacerlo, pues le recordó el estado de la princesa, quién apenas había despertado hacía pocos minutos. Esto hizo que Hekapoo se apenara; Janna tenía razón. El veneno en su cuerpo ya no era un problema, así como tampoco lo era su herida, la cual había desaparecido casi por completo gracias a beber el líquido de la planta, sin embargo no debían presionarla.

—No se preocupen por mí —comentó Star, moviéndose a la orilla de la cama para ponerse de pie—. Lo importante es encontrar a Marco.

—Star, no te precipites...

—No, estoy bien, descuida —Insistió. Se puso de pie y se sujetó el cabello haciéndose una cola —. Ya les he causado muchos problemas. Gracias a mí se ha perdido tiempo valioso, así que lo mínimo que puedo hacer es ayudar ahora.

Aquella determinación no pasó por alto para la demonio, siendo que desde hace mucho veía a Star como una chica malcriada y problemática. Esto Star lo sabía, su relación no era amistosa precisamente, quizá porque sus personalidades no eran muy compatibles, sin embargo eso no significaba que Hekapoo la odiaba, en absoluto. Después de todo era una descendiente de Eclipsa, y así como a las demás, Hekapoo siempre estuvo con ella desde que era una niña. Por eso verla tan decidida y dispuesta le sacó una ligera sonrisa, porque le recordó a la pequeña Star de cinco años con la que solía pasar entrenando, jugando y divirtiéndose.

Luego de un rato, la princesa salió del baño, habiéndo sustituido su bata de dormir con un vestido.

—Estoy lista —dijo y entonces fue a buscar el libro de hechizos y, aún con la presión que le ejercía la presencia de Hekapoo, lo hojeó hasta el capítulo de Eclipsa. Star miró a Hekapoo por un segundo y sintió el peso de su mirada.

En ese momento, la demonio entendió por qué Janna estaba tan segura de que la princesa podía ser de ayuda. Desconocía lo que haría Star para rastrear a Marco, pero para este punto supo que no se trataba de la habilidad de ella, sino de lo que pudo haber dejado Eclipsa escrito en ese libro.

Star encontró la página que buscaba, elevó la varita y cerró los ojos. Pero antes de pronunciar las palabras, alguien tocó a la puerta de la habitación, lo que hizo sobresaltar a las tres chicas. Star corrió hasta la puerta aunque por suerte estaba asegurada. Del otro lado, su novio Tom le hablaba.

—¿Star?  —dijo golpeteando con los nudillos—. No has contestado mis llamadas, ¿está todo bien?

La chica apretó los párpados y se llevó la palma a la cabeza. Revisó su teléfono; cinco llamadas perdidas. Aún así quiso deshacerse de él, no era el mejor momento, pero por su lado, aunque un poco resignada, Hekapoo accedió a que se quedara. Las técnicas de persuasión de la princesa, lejos de funcionar estaban preocupando a Tom, lo que significaba que podría dar aviso a la reina Moon, y eso sería un problema. Hekapoo hizo una pinza con los dedos y se restregó los ojos, si no era suficiente lidiar con Star ahora tenía que hacerlo con Lucitor. No había tiempo para dar largas, y tampoco para dar tantas explicaciones, así que lo pusieron en situación de la manera más resumida posible. Marco está perdido y hay que buscarlo. Luego, sin más tiempo que perder, Star realizó el hechizo, pero pronto se topó con un resultado defectuoso, pues el portal no estaba mostrando nada, solo daba una imagen confusa, como una televisión antigua con interferencia.

Dimensión en llamasWhere stories live. Discover now