♧ 1 ♧

4.5K 191 29
                                    

Despertar, eso necesitaba, quería ser consciente de su alrededor, necesitaba encontrarse de nuevo... Estaba amargado, enojado todo el tiempo con todo sin ninguna razón, era un cansancio mental increíble y doloroso desde bastante tiempo atrás aunque no sabía bien por que. Las cosas para Liam no eran más que fracasó tras fracasos en cada relación que intentaba y por momentos se preguntaba si valía la pena siquiera intentarlo.

En realidad estaba dramatizando, ¿Que tanto puedes tropezar a los dieciocho años? Aún con eso en mente y con la burlona sonrisa que se formaba cada vez que pensaba en su patética posición, aún con eso deseaba con toda la fuerza posible encontrar por fin algo serio. No era mucho pedir pero a esa edad cualquier cosa por más inútil que pareciera o pudiera ser, podría también representar un problema serio para si mismo.

También estaba cansado pese a que había tenido una noche de sueño muy comoda, mirar al techo de su habitación, pensar en el futuro, imaginar cómo sería encontrar un trabajo, dejar el nido, absolutamente deseaba experimentar cada aspecto que no había explorado durante su adolescencia. "Un deseo muy infantil" pensó de nuevo para si mismo, mordió su labio por centésima vez y trató de acomodarse sobre el cómodo colchón antes de escuchar la puerta de su habitación al ser tocada suavemente por la mujer que le dio la vida.

— Liam, se hará tarde para que vayas a clases. — Dijo ella mientras recargaba la oreja en la puerta como si así la voz de liam pudiera escucharse mejor.

Clases, clases y más clases, ¿Porque la vida debía enfrascarse tanto en hacerte aprender a lidiar con una rutina de cuatro horas un descanso y luego otra totalmente igual? Torpe lanzó las sábanas y mantas que lo cubrían, la cama deshecha, no había dormido nada como ya le sucedía desde un par de semanas atrás, mucho que pensar poco tiempo para razonar y antes de darse cuenta ya estaba de nuevo olvidando todas sus ideas en el extenso mar de cosas que aprendía cada día, fuera en la escuela o el trabajo de medio tiempo en una tienda de ropa.

– No está tan mal... No está tan mal... lo juro – Repetía para si mismo una y otra vez mirándose al espejo, tenía ojeras, no tan marcadas aunque a su parecer pudiera verse igual a un Mapache, un suspiro, luego una fresca sensación sobre su rostro, el agua de la llave lo ayudaba a reaccionar y por algún motivo a pesar de tener sueño sin razón aparente lograba mantenerse estable durante el día.

Lavó sus dientes, luego de un largo pensamiento decidió que lavarse la cara fue una pérdida de tiempo pues ahora estaba bajo el agua de la ducha tibia, su piel recorrida por la tibieza y humedad que lo reconfortaban, su mirada perdida en el mosaico de la pared, seguía cada línea con la mirada y después cerraba las llaves para tomar el jabón, de nueva cuenta su mente lo hacía correr en dirección opuesta a donde debía ir, perderse en una bruma tan grande y luego volver para darse cuenta que estaba frente al espejo sus dedos apretaban una cicatriz en su clavícula casi pudo sonreír al recordar cómo se la hicieron cuando era un niño pequeño. – Perdí la cabeza y no la voy a buscar – comentó para si mismo y luego de ese pensamiento mordió su labio al tiempo que rodeaba su cintura con la toalla y se disponía a salir del baño dejando la ropa sucia en el cesto color marrón de la esquina. Minutos más tarde estaba completamente listo para salir, estaba más que preparado para ir a la escuela, las llaves del auto, billetera, llaves de la casa, su almuerzo en una bolsa de papel guardado en algún rincón de su mochila, se despidió de su madre quien le dió un beso en la mejilla.

— Nos vemos Liam ve con cuidado — Se despidió para luego dejar ir a su hijo que sujetó ambas correas sobre sus hombros y avanzó hasta el vehículo mirando hacia la calle tomando un momento para observar el paisaje con atención era tan agradable a la vista cuando estaba completamente desierto como un pueblo fantasma era temprano pero hasta para esa hora era raro que no hubiera nadie. "A veces quisiera vivir en uno" La voz de su cabeza mencionó mientras el terminaba de colocarse el cinturón luego de subir al auto otro largo suspiro, ambas manos en el volante la mirada al frente y luego, encendió el vehículo cuando la llave estuvo en su lugar. Aquí va de nuevo...

En otro recóndito rincón de la ciudad un muchacho en una posición no mejor que la de Liam despertaba, su cabello estaba hecho un desastre estaba largo y tenía el típico almohadazo, podía sentir que no durmió lo suficiente a pesar de haberse ido a la cama temprano y caído rendido solo dos o tres minutos después de estar cubierto. Abrir los ojos y ver su humilde habitación, abrir los ojos y despertar de nuevo en esa solitaria realidad, una que le exigía ser duro, valiente, quizás más egoísta de lo que le gustaría.

Su madre no subiría a pedirle que se levantara para ir a la escuela, miró hacia el techo y luego la alarma de nuevo comenzó a sonar haciéndolo bostezar y sacar perezosamente su móvil de debajo de la almohada para revisar la hora, y entonces se levantó de la cama. Sonrió débilmente y revisó con calma el teléfono entre sus dedos, ambos ojos entrecerrados para adaptarse al brillo de la pantalla, esperaba pronto acostumbrarse a esa cegadora luz. Y cuando lo hizo seis palabras lo hicieron apresurar su mañana "Vas a llegar tarde otra vez" Otra vez tarde... otra vez atrapado en la rutina del pánico y la presión que normalmente lo envolvia en las mañanas ¿como podía no escuchar la alarma si siempre dejaba el teléfono bajo la almohada?. Se levantó de un salto, corrió de izquierda a derecha en la habitación, revisó su closet luego de pelear con la puerta que terminaba atorada cada día y lo sacaba de sus casillas.

Una ducha rápida, una manzana abandonada en la mesa por que no había tenido la oportunidad de comer siquiera un poco de esta antes de lavar apresurado sus dientes y correr fuera despidiéndose con amigable grito de su madre quien ya se encontraba casi lista para salir a hacer la compra del día. Salió de la casa llevando su juego de llaves y una bicicleta que mostraba evidentes "heridas" debido al constante uso que le daba. Comenzó a trotar al lado de la misma y un momento después subió de un salto acelerando su andar debido a la prisa que ya lo estaba alcanzando, definitivamente de nuevo iba a llegar tarde.

Tarde, tarde, tarde. "¿Porque debían contar el tiempo?" Su pregunta habitual sin detener el ritmo de las piernas para impulsar el vehículo de dos ruedas, la práctica hace al maestro y al menos para theo eso significaba que tenía bastante resistencia y fuerza, todo gracias a sus constantes retrasos por no pagar un autobús que nunca encontraba así tuviera una casa de campaña junto a la parada.

Liam no llevaba prisa, había aprendido perfectamente a medir sus tiempos, solo debía doblar en una esquina y estaría a dos minutos de la escuela En medio del movimiento del volante algo pasó junto a el casi chocando contra la parte delantera del auto. Sólo pudo tocar el claxon para avisar al inconsciente pero este lejos de detenerse solo aceleró sus piernas. Liam negó frustrado, pero al menos su mañana ya había tenido un toque de interés y emoción.

Suponía que no podía pedirle nada más a ese día. Aparcó el auto poco después, colocó la alarma, y no podía parar de pensar en la persona a la que casi mataba esa mañana. – Sin duda un idiota – Comentó para si mismo. Últimamente siempre era así, dio los primeros dos pasos dentro de la escuela cuando el primer empujón lo lanzó contra la pared, finalmente deslizándose hasta quedar en el suelo, agachó la cabeza, cerró los puños, apretó los párpados y luego los abrió de a poco, miró hacia la puerta de salida y se imaginó corriendo hacia afuera, cegado por la luz y escapando de vuelta a casa para encerrarse en su habitación.

Seguía sin entender porque merecía esa clase de tratos. Miró a la derecha y a lo lejos un muchacho.

Era alto, de cabello castaño, tenía la mano derecha en la pequeña puerta de su locker, era un deportista; o eso creía debido a la chaqueta que llevaba puesta era del equipo de lacrosse, hizo contacto visual con el un momento, había algo en su mirar.

¿Era lástima? Estaba asqueado, iba a levantarse, quería ir a gritarle, para variar desquitarse con alguien que no le había hecho nada sin embargo el joven apartó la mirada, el no lo miraba con lastima para nada, quiso sonreír para el pero no tuvo el valor. En cambio había memorizado los rostros de los abusadores a quienes no iba a perdonar por lo que le habían hecho a ese chico de mirada triste y antes de que Liam pudiera gritar un insulto "al curioso" una mano ya estaba extendida frente a el, Hayden... su mejor amiga, su primera ex también, separados por acuerdo mutuo aunque ambos sabían que estarían el uno para el otro sin importar lo que fuera a pasar. Junto a ella, Nolan lo miraba con una sonrisa que no alcanzaba a mostrar sus dientes, parecía que el día volvía a iluminarse.

Antes de levantarse volvió a mirar hacia la dirección del casillero donde estaba ese castaño pero este ya se estaba yendo rumbo a su primera clase, y fue su turno. Se levantó y siguió a sus amigos.

– Liam... Que miras? – Cuestionó ella antes de reír

– Nada solo... Olvidenlo –

Sonrisa (Thiam) [En Edición]Where stories live. Discover now