| Capítulo 38|

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Luego de varias semanas, definitivamente ya me sentía mucho mejor de toda la operación pero también psicológicamente.

Finalmente y como dijo mi hermano, había sufrido un trauma aunque lo negaba.

Las cosas iban igual que siempre, aunque constantemente con el miedo de que Gustavo apareciera para hacernos daño y eso me tenía un poco preocupado todo el tiempo. Esperaba que este asunto culmine lo antes posible, porque comenzaba a desesperarme un poco de tener que irme y dejar a Valentina aquí con ese loco suelto.

Mi hermana me había ofrecido algo así como una práctica en la empresa lo que había hecho que me distancie un poco de Valentina durante el día por estar trabajando aunque trataba de siempre hacer espacio para tener mi tiempo con ella.

Volver a trabajar para la compañía familiar parecía un poco más divertido ahora que estaba aquí como ayudante de mi hermana y no como aprendiz.

Y gracias al cielo, mi hermana era considerada y me había dicho que solo me necesitaba en la mañana el día de hoy.

Con lo que no era nada considerada era con el vestuario así que me había tocado usar algo formal para estar en el mood de la gente de la oficina.


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Había revisado un par de documentos que el chico de ojos verdes me había dado para poder asistir a una reunión menor de la que Paulina me había dejado a cargo.

Debo confesar que a veces no me gustaba que mi vida esté tan planificada como lo estaba.


Mi mente viajó a la chica que aceleraba mi corazón y el recuerdo de no haber hablado con ella desde anoche por chat, me tenía algo preocupado. Ella tampoco había dado señales de vida y eso me preocupaba más de lo que podía admitir.

Tenía que hablar con ella, Mathew me había dicho algo muy cierto y es que no podía seguir perdiendo el tiempo.

Cuando le conté que trabajaría con Paulina un par de horas al día me miró feo, dándome a entender que desperdiciaría el poco tiempo que me quedaba en Boston trabajando en vez de disfrutar al máximo con Valentina.

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