| Capítulo 16 |

104 6 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.





Llegar a casa se estaba volviendo lo más tedioso pero menos mal que ya es jueves.

Casi corro a la cocina cuando llego a casa, meto la cabeza en el refrigerador buscando algo para comer y lo encuentro. Saco un trozo de pastel con crema que me está haciendo agua la boca mientras con un tenedor empiezo a comer.

Realmente siempre tengo hambre pero se intensifica luego de los entrenamientos. Esa es mi excusa perfecta para que Gloria me dé toda la comida que quiero.  

—¿Qué crees que haces? —cuestiona la voz de regaño de Gloria, detengo mi mano en el aire mientras volteo a verla masticando más rápido para tragar el trozo de pastel que había llevado a mi boca.

—Nada... —trato de decir aunque fallo rotundamente. Su ceja alzada y su silencio no me dan más alternativas que confesar mi falta— Okey si, yo solo lo encontré en la nevera y se veía tan delicioso que no pude resistirme a comerlo.

Ella sonríe con victoria, como si mis palabras le hicieran sentir superior y entonces se acerca arrebatando el plato frente a mi y quitándome el tenedor de la mano para comer ella los restos que quedaban.

—No diré nada respecto a esto pero me debes un trozo pastel, y un café —dice la mujer luego de que termina de degustar el trozo.

—Oye, yo solo comí el trozo, ¿por qué te debo también un café? —me quejé frente a ella notando como se comía otro pedazo.

Realmente este trozo de pastel estaba muy bueno, y lo había disfrutado demasiado.

—Porque te lo comiste sin mi autorización, a mis espaldas y porque amo un buen café de ese local al que siempre me llevas cuando pierdes tus apuestas conmigo.

Me reí abiertamente ante sus palabras, pero aun tenía cómo defenderme, —No he perdido una apuesta contigo en los últimos 3 años, así que no alardees.

—Oh no, no voy a caer en tu juego niño bonito. Sabes que no has perdido porque te has negado a cada una de ellas —su mirada divertida junto con su sonrisa me hicieron corresponderle el gesto mientras seguía defendiéndome.

—Yo no me he negado, simplemente ya crecí y no voy a caer en tus apuestas.

—Cobarde —dijo ella mientras fingía toser, llevando su mano a su boca.

—Bien, te llevaré al café que tanto te gusta. Pero no hoy —me quejé levantándome para ir a mi dormitorio.

—Tus padres están en la sala, esperándote —me informó ella cuando vió que iba a salir.

Me giré para volver a enfrentar a la mujer que terminaba de comer el trozo de pastel en el plato. Su mirada seria me decía que no era una broma que me estaba jugando.

Organizando el AmorWhere stories live. Discover now