| Capítulo 24 |

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Cuando me separo de Val ella tiene una sonrisa enorme pero realmente me he perdido.

¿Acepto?

¿Acepta qué?

—¿Qué quieres decir con acepto, Val? —pregunto algo desconcertado y ella solo ríe.

—Tu pregunta de hace días, la respuesta es sí. Sí quiero ser tu novia, Nico —dice ella con emoción y yo no me lo puedo creer.

—Really? ¿Es neta? —pregunto sin creérmelo y ella simplemente asiente besándome.

Me separo de ella con una sonrisa enorme haciéndome hacia atrás y terminando de comer lo que queda en mi plato.

—No me lo puedo creer aún, Val. Estoy no sé —digo tratando de encontrar las palabras para definir como me siento pero no lo consigo, solo puedo decir—, en shock pero a la vez, casi en las nubes.

—Aw, ¿no te esperabas una respuesta hoy? —preguntó Val con una sonrisa comiendo poco a poco lo que quedaba en su plato.

—Pues no sé, la verdad es que solo pensaba en hacerlo bien esta noche, que tú te sientas cómoda y simplemente disfrutar de esta experiencia. Porque te digo enseguida que es mi primera cita oficial —mi tono divertido la hace sonreír y se acerca para besarme nuevamente pero esta vez algo ha cambiado.

Mi mano va directo a tu cuello y sus labios comienzan a moverse con un poco más de frenesí sobre los míos. Este beso está durando más que los anteriores y me lo estoy disfrutando mucho.

—Val uhm —le susurro separándome de ella mientras le sonrió—. ¿Te parece si pedimos el postre?

Trato de cambiar un poco el ambiente porque comienzo a notar esa sonrisa traviesa y el deseo en los ojos de Valentina. Confieso que me encanta verla así pero es nuestro primer minuto como novios.

¿Acaso si está permitido follar la primera noche?

»Bueno Nicolás, con otras mujeres nunca te interesaron las formalidades« me recrimina mi memoria.

—¿Qué tal comer el postre en tu casa? Seguro tienes helado, chocolate y fresas —el susurro de Val me hace estremecer y quiero negarme pero no puedo.

Levanto la mano para llamar al mesero y pedirle la cuenta mientras Valentina tiene una sonrisa demasiado grande.

El camino a casa está cargado de deseo y tensión. Mi mano sobre el muslo de Valentina subiendo y bajando mientras Val cierra los ojos relamiéndose los labios.

Su mano empuja la mía más cerca de su entrepierna y puedo sentir el calor que emana al solo rozar en interior de su muslo.

—Creo que el postre tendrá que esperar —sugiere Valentina con una sonrisa mirándome.

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