The bad girl

Es ella

Luke

Tengo a Kylie dormida en mi pecho después de que llorara por horas. Me rompió el corazón verla llorar de esa manera por el vídeo que ha visto del imbécil de Liam, a ese si que se le voy a romper cosas, y no hablo del corazón, sacaré sus huesos golpe a golpe. Me gustaría poder decir que el vídeo es confuso y que no se aprecia si realmente es Liam, pero no. El vídeo es muy claro, de hecho se ve como Liam saluda a la cámara, y después se gira hacia la morena que tiene al lado y la besa. ¿Cómo puede hacerle eso a ella? A la chica del abrigo de cuadros.

Recuerdo que cuando la ví por primera vez llevaba un abrigo que aun conserva, es cual es verdes con cuadros lineas rojas y azules que hacen alusión a cuadros. Y no estoy hablando de cuando la saqué de aquella estrecha taquilla. Acaricio su pelo mientras recuerdo el momento en el que la ví por primera vez.

Ir en autobús es un rollo, pero es mucho peor ir con tu padre. Amo a mi padre pero a veces se pone pesado, se acaba se comprar un coche pero prefiere ir en autobús a casa de mis abuelos, ¿Por qué se a comprado un coche entonces?

El autobús hace otra parada, veo a la gente entrar hasta que una chica con el pelo largo negro, gafas de montura negras, un abrigo verde de cuadros y con la mirada clavada en el suelo entra. Paga su viaje y se queda de pie porque no hay sitios disponibles.

Parece insegura mirando hacia abajo, aprieta su abrigo con fuerza y parece que contiene la respiración cuando los hombres pasan por al lado de ella.

—No debes mirar así a la chicas, Luke. -Aparto la vista de la chica para verlo a él- Puede sentirse incómoda, hijo.

—Pero si no estoy haciendo nada.

—La estás mirando fijamente, a veces, los hombres no nos damos cuenta del nerviosismo que podemos generar a una mujer por solo mirarla. Además, ¿No la estás viendo? Esta incómoda. No necesita que la estés desgastando con la mirada.

Pasa una página de su periódico sin ni siquiera mirarme, de nuevo dirijo mi mirada hacia ella.

—Luke.

Suspiro y me ordeno no mirarla más, pero para eso claro que quito el periódico a mi padre para molestarlo. Amo a mi padre, no sé que sería de mi sin él.

Es algo que parece tan lejano cuando en realidad fue solo hace unos años, quizás dos. Recordar eso me hace acordar el día que la encontré en la taquilla.

Odio, realmente odio el tener que venir a practicar fútbol a este instituto. Nuestro campo sufrió los daños de las lluvias y por eso debo venir a un instituto de niños extremadamente pijos para practicar. No me gusta como estos chicos se te quedan mirando, como si fueran superiores a ti solo por llevar un uniforme bastante feo. Por un momento estoy tentando a decirle la cantidad de dinero que ganan mis padres al mes, pero eso sería volverme como ellos. 

Entro al vestuario y veo una nota en mi taquilla, una taquilla bastante estrecha y alta, debajo de la puerta de esta hay muchos jersey que supongo son de los demás chicos. Cojo la nota: 

Averiada, no abrir.

¿Qué tiene de peligroso abrir una taquilla rota? ¿Va a soltar alguna especie de gas mortal para mí?

Dejo de divagar cuando dentro de la taquilla escucho un pequeño quejido. Los idiotas han debido meter  un gato dentro para asustarme. Sin pensarlo mucho abro la pequeña puerta y me sorprende ver a una chica metida dentro, parece mareada, su frene esta extremadamente rojo e incluso una gota de sangre cae de ella, parece que se haya estado dando golpes con la taquilla ella misma. La sacó de ahí e inmediatamente mis brazos la envuelven. Mi padre me diría que esto no es correcto y que quizás la estoy incomodando con este abrazo tan fuerte, asi que poco a poco me voy separando de ella.