Capítulo 30 : Linda compañía.

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Las 3 am. Trato de abrir los ojos lo mas que puedo para asegurar que esa era la hora. Y lo confirmé. ¿Pero quién hace tanto ruido en la madrugada? Ni yo hago tanto ruido cuando me hago un emparedado en la cocina. Bajé silenciosamente las escaleras y fruncí el ceño al ver que no había nadie. Pero noté los zapatos de Dylan al lado de la puerta principal.

Al parecer ya había llegado de su salida con Mike.

Fui a dar un vistazo al salón por curiosidad. Todas las luces estaban apagadas. Pero pude ver claramente una sombra tirada en el suelo al lado de uno de los sofás.

¿Que diablos?

Me agaché para ver mas de cerca pero no pude distinguir lo que tenía enfrente, en el suelo. Así que agarré mi teléfono y usé la linterna. Casi dejo caer mi teléfono al ver quién era.

Mike estaba tirado medio muerto boca abajo en el suelo. Parece como si se hubiera caído del sofá y continuó durmiendo en el suelo.

Lo sacudí un poco para despertarlo pero nada.

- Mike... Mike... - lo sacudí con mas fuerza.

- Llegué al cielo. - dice en voz baja, apenas pude escucharlo.

- ¿De que hablas? Estás en mi casa. - le dije subiendo un poco la voz.

- Oh no... estoy en el infierno. - cerró aún mas los ojos.

- Deja de jugar ¿Que haces aquí? - le pregunto tratando de voltearlo pero con mi fuerza no es suficiente.

- No creo que estoy en un estado considerable para responder. - se voltea y coloca una mano sobre su panza.

- Pues creo que si lo estas, considerando que me estas respondiendo de todas formas. - entrecierro los ojos aunque no me estaba viendo.

- Hm...

- Levántate. - le golpeo el hombro y ahi abre los ojos y me mira fijamente.

Le echo un último vistazo por completo y noto que tiene los zapatos puestos. ¿Acaso Dylan no podían quitárselos? Me acerqué a sus pies negando con la cabeza.

Se los quité delicadamente mientras él me observaba cautelosamente.

- Finalmente te veo en pijama, podré dormir en paz. - deja caer su cabeza al suelo nuevamente.

Me volví roja... otra vez. Se me había olvidado por completo mi pijama medio vergonzosa.

- Pervertido. - murmuré.

El empieza a reírse y corro a taparle la boca. Mi papá no estaba pero no quiero que Dylan se despierte, porque estará de malhumor y nadie lo podrá soportar.

Al sentir sus labios tratando de besar mi mano lo alejé de golpe para limpiármelos con mi camisa.

- Ahora dime que pasó y podrás dormir en el sofá.

- Vomité sobre los zapatos de Dylan y de todos modos continúe sintiéndome mal. No sé porqué, eso nunca me pasa cuando bebo. - suspira profundamente. - Asi que Dylan me trajo aquí, sintiendose mal por emborracharme tanto.

- Hm, ya veo. Entonces Dylan es un buen amigo ¿eh?

Él asiente al techo con una sonrisa.

- Vamos, te ayudo. - trato de levantarlo por la espalda a dirección al sofá, pero el hizo todo el trabajo. Mi fuerza no sirvió para nada.

Estaba a punto de irme hasta que siento que me agarra la muñeca. Volteo a verlo algo sorprendida.

- ¿Por qué él?

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