El último Maestro Jedi-capítulo 17

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Hoy será la última batalla

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Hoy será la última batalla. Levanto mi espada de sable de luz y me lanzo entre una multitud de Startroopers. Caen de uno en uno, debo ser ágil, aunque la edad me está venciendo, me rasgan la vestidura los rayos de sus blaster. Debo seguir, luchar, las estrellas me observan, son infinitas como el ejército que me ataca. No debo pensar siquiera en rendirme, la derrota no la concibo en este momento, todo parece en contra es cierto, pero soy el último maestro de la orden, los jóvenes aprendices a mis espaldas dependen de mi para sobrevivir y llevar la semilla inicial hacia los confines del universo. Debo darles tiempo, el mío ha terminado, los blaster E-22 aciertan cada vez más cerca de mi cuerpo, no podré contenerlos todo el tiempo. Son ciento de soldados. 

Chewaka me dirige una última mirada antes de perderse en el Halcón Milenario llevando toda mi esperanza con él. Movemos nuestras cabezas en reverencia en una despedida de respeto, amistad, aprecio. Por él conocí a Han Solo, a Leia y a mi maestro, el gran Luke Skywalker. Al cual debo honrar. 

La nave despega a salvo y se impulsa a la velocidad luz, todos lo contemplamos en un respiro de la batalla, se aleja en la luz, pero la luz está conmigo, La Fuerza me acompaña, soy fuerte en la fuerza. Hago un pase como lo hacía el padre de Luke, Lord Darth Vader. Veinte soldados son lanzados por los aires, pero el doble se le unen. Siguen disparando, no podré contenerlos, corro entre ellos de nuevo y sacudo mi espada. Una brecha cual camino se abre entre docenas que yacen en el suelo. Al ver aquello, mis fuerzas se fortalecen, la batalla está equilibrada. Pero claudico cuando dos AT-AT surgen a mis espaldas. Me encañonan.

Me resigno, pero una voz interior resopla en mi mente, es mi maestro, me pide que utilice la fuerza, la última arma que me enseñó, la conjunción de todo el poder de los maestros. Se equivocaron con la estrella de la Muerte, crearon un arma poderosa para destruir planetas, cuando la más intensa se aloja dentro de nosotros. Apago mi sable de luz, lo guardo, cierro los ojos y me concentro. En un instante una explosión de luz sale de mi cuerpo, el cual se ha desintegrado. El último maestro Jedi se ha fusionado con La Fuerza, el planeta entero se convulsiona, se desbarata en mil pedazos. Todos los destructores imperiales, decenas de ellos son absorbidos por la onda expansiva antes de que se lancen al hiperespacio. Soy un punto de luz que se desvanece, me transformo, soy energía. La vida es una quimera hambrienta donde no hay ganadores ni perdedores, sólo luchadores, bajo la máscara que quieras ocultar tu voluntad de vivir. Al final, sea de la lucha, sea de la vida, lo importante habrán sido todos los intentos por ganar cada batalla que se te presente. En la mayoría perderás, porque casi en todas las confrontaciones estarás solo. Queda en ti joven Jedi el poder decidir hasta que punto resistirás tu lucha y recuerda, La Fuerza estará contigo siempre. La Fuerza viva que consideres es tu ser superior que te envuelve, te protege, te guía y te fortalece.

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