DENTRO DE LA OSCURIDAD

32 0 0
                                    


¿Puede un alma salir indemne de la oscuridad? Brillar sin ser opacada por las sombras. Descubrir que tu cuerpo de envoltura de luz se ha transformado en una forma grotesca. Mis acciones determinan mi conducta, voy bajando, un rayo pasa a mi lado. Ya no escucho, sólo veo su luz, luego otro, miles de ellos circundando mi caída. Agito una masa que no me responde, he sido tocado, herido, cambiado, el día dio paso a la oscuridad. No puedo cambiar nada, mis acciones han sido decisivas para este momento. Más que mi cuerpo ha cambiado mi alma, veo a otros descender junto a mi. No estoy solo, pero lo prefiero, en mi soledad puedo discernir, pensar, gritar, llorar, rabiar. No estoy arrepentido, mis hermanos tendrían que estarlo, lo que han hecho sobrepasa en mucho cualquier misericordia. ¿Pero cuál ha sido mi pecado? ¿Amar cuando no podía? ¿Es así? ¿Por ello debo pagar en las mismas condiciones que mis hermanos ahora de las sombras? Duele, quema hasta el alma, quema hasta el infinito, porque mi castigo será por toda la eternidad. Nada importa, no puedo detenerme, hice lo que hice, lo volvería hacer.  Le llaman castigo, para mi es una etapa, como una mala crisálida que transforma su envoltura. Mi castigo, mi tormento es que por toda la eternidad me estará vedado ver su hermosura, contemplar su rostro. Estará alejada en los confines del universo, en un lugar inaccesible, impropio para los seres transformados. Por eso ya nada importa. 

Un ser de luz pasa a mi lado, me contempla con enojo, lo disculpo, no sabe lo que es el amor humano, su amor lo entiende de una manera diferente. No me hace nada, de alguna manera sabe que no me resistiré, que he aceptado mi caída por el sentimiento infinito que emana como un gélido sudor que se esparce a millones de kilómetros, años luz entre las galaxias. Por ello me deja, arremete contra mis otros hermanos en una batalla épica. No lucho, acepto mi derrota, mi castigo, no mi vergüenza, no la debo ni la comprendo. Caigo con la frente en alto, desciendo a los laberintos de las sombras, al castigo eterno que no merezco.

Historias mientras escriboWhere stories live. Discover now