POR AQUÍ SALEN LOS MONSTRUOS

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Los dos detectives me examinaron por completo. Luego echaron un vistazo al cuarto y se asombraron que se encontrara casi impecable. Parados, con su sobre todo, los miro gigantes cuando levanto los ojos. No quiero moverme, no debo moverme. No lo he visto todo, pero escuché los gritos, tuve que taparme con la almohada, inútil. Afuera, toman fotos de lo que creo es el cuarto de mis papás, examino de reojo y veo mucha sangre. Me asusto y tiemblo. ¿Porqué lo hicieron? Antes sólo entraban y salían, cuidaban de nosotros. Escuché que mencionaron sobre una trabajadora social, que estaba retrasada, no sabían si sacarme y taparme los ojos, o esperarla. Decidieron aprovechar para interrogarme, ellos le llamaron "platicar con el chico". Antes me habían tomado las huellas, me examinaron las manos, en busca de indicios de que fuera el culpable.
El más joven comenzó.
—Hola, ¿eres Daniel cierto?
No dije nada, no me salían las palabras, quise abrir la boca, sólo alcancé a subir y bajar la cabeza.
—Me dicen que tienes diez años, ya todo un jovencito. Carraspeó y habló el otro, se parecía a mi papá.
—¿Tienes algún familiar al que podamos decirle que venga a recogerte?
—Están lejos—respondí.
—¿Tienen poco tiempo de estar viviendo en esta casa?
—Tres años.
—¿Y nunca viste a alguien raro por acá, alguien que les quisiera hacer daño?
Nuevamente moví la cabeza de un lado a otro.
—Fueron ellos—alcancé a decir, de una manera suave, que tuve que repetirlo y casi gritarlo. Hice que todos los de afuera me miraran y los miraran a ellos.
—¿Ellos quiénes?
Se hincaron, se miraron, de repente era alguien importante, no el chico al que le hacían bullying en la escuela . Todos se toparon en la puerta, todos los que podían afuera, llenaron la puerta de gente mirando, poniendo atención.
Llegó una joven, un poco regordeta, pero de mirada dulce. Los dos detectives, digo que eran detectives porque no usaban uniforme de policías, se movieron, pero hablaron a voz suave con ella. Los dejó, siempre atrás de la chica, ella se arrodilló y me dijo que nos iríamos, pero que los dos señores querían saber quiénes fueron.
—Los monstruos, ellos fueron.
—Sabemos que fueron unos monstruos los que hicieron esto, pero su apariencia, sus rostros, ¿los conocías?—dijo ella.
—Lucían como monstruos, feos, horribles.
—¿Puedes describir a esas personas?
—No eran personas, eran monstruos.
—¿Te dijeron algo esos seres? ¿Porqué lo hicieron?
—Porque ya no quería ayudarlos.
Me cerré, comencé a llorar y me sacaron, le dijeron a la señora que luego hablarían conmigo. Cuando iba saliendo, me detuve frente al guarda ropa, lo señalé y les dije:
—Por aquí salen los monstruos.
Nunca más me interrogaron, me llevaron lejos donde una tía, ni jamás les conté sobre ellos, esos monstruos que salieron un día a comerse a mi familia, pero que me daban la oportunidad de decirles los nombres de las personas que yo quisiera, para salvarla. Les dije de los niños que me hacían cosas en la escuela, los que nunca más llegaron y entonces supe. Esa noche salieron, preguntaron de nuevo y les dije que ya no, que sabía lo que hacían. Cuando entraron al guarda ropa, dijeron que regresarían por mí, que un día lo harían, que esperara mi turno, y sigo esperando.

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⏰ Last updated: Jul 17, 2022 ⏰

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