10

19 2 2
                                    

Lao me levantó bruscamente, dando paso a una serie de entrenamientos los cuales serían de una índole brutal para mi, aunque esto me haría muy fuerte.

—Iros, hoy empezaremos a entrenar de verdad, a partir de ahora podrás cuidarte solo y empezaras a practicar mi estilo de pelea, llamado Rengutzo.

Me aterraba la idea pero al mismo tiempo esa idea se transformaba en emoción, aunque ya era más fuerte que un niño promedio o quizás más que un adulto; esto debido a  los extenuantes entrenamientos. Ahora sabría pelear de verdad.

—Tu cuerpo ahora es capaz de soportar la dureza de este entrenamiento,  Primero debes cargar ésto. Será un entrenamiento de resistencia.

Lao puso sobre mí una gran vara que sujetaban unos frascos, en su interior había un líquido tan caliente como el magma; se podía sentir el calor estando a un metro de ellos.

—Bien, ¿ves esa montaña de allá?, sube con estos recipientes. Debes encontrar una cueva, ahí hay una criatura la cuál debes derrotar. Tienes solo tres días para hacerlo, es parte de tu entrenamiento mental y físico.

—¿Cómo sabré donde esta la cueva?.

—(...) ¡BUSCALA AHORAAAA!.

—¡AHHH SI SEÑOR!.

Empezé a correr como nunca en medio del  bosque, solo corría y corría, intentando no perderme ni tropezar, si caía derramaría ese líquido caliente y probablemente eso significaría graves quemaduras. En un momento tropecé debido a una raíz muy grande de un árbol, raspando mi pie y para completar mi desgracia, parte del líquido se derramó en mis manos.

Empecé a llorar y a gritar como nunca, sin embargo una fuerza dentro de mí,  hizo levantar las vasijas y  el palo, continuando así con mi carrera.

Estuve alrededor de una hora corriendo, no tenía tiempo para contemplar el paisaje, hasta que me di cuenta que me encontraba en la falda de la montaña. Recientemente había llegado a una pradera donde se podía empezar a ver la montaña; ahora solo debía encontrar la cueva.

Subí a una cierta altura mientras podía observar como aves iban llegando a sus nidos, también podía observar pequeños Pteranodones, esos reptiles prehistóricos los cuales abundaban por la zona, también de vez en cuando mientras subía a paso fuerte, observaba a mis costados unos pequeños lagartos los cuales se escondían en las rocas.

Poder admirar todo esto me distraía de lo que estaba cargando y al lugar donde debería llegar, por lo cual el paso se me hizo mucho más rápido.

Llegó la noche y aún no encontraba la dichosa cueva, así que me recoste junto a un arbusto y ¡oh sorpresa!, caí en un profundo agujero.

No supe más de mí por esa noche.

Desperté al día siguiente, pude ver a mi alrededor y hacia arriba. de seguro había golpeado mi cabeza contra alguna roca, ya que esta dolía bastante. Sabía que ya era de día porque se notaba la luz del cielo  cortando la oscuridad y  entrando por el agujero por donde caí; analicé mi alrededor y ahí supe que estaba en una cueva. Me dispuse a avanzar, hasta que en mi búsqueda, un murciélago salió de la oscuridad, esto me asustó ya que fue de imprevisto, solo me reí pensando en lo tonto que había sido eso.

Seguí con mi paso de excursión. Sentí que había pisado algo duro, miré hacia el suelo y debajo mío se hallaban  huesos de animales y humanoides,  observé mi alrededor, analizando con detalle, pude notar que la caverna estaba decorada macabramente con cuerpos y huesos de criaturas de distintas especies.

Por un lado sentí miedo, por otro sentí un gran alivio al saber que había encontrado la guarida de mi objetivo.

Sed de justiciaWhere stories live. Discover now