capitulo 2: mi nombré será leyenda.

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Había pasado la noche. En cuanto me levanté sentí el viento resoplando sobre mi rostro.
Parece que Lao estaba preparando el sito para entrenar. Aquel lugar se trataba de unas viejas ruinas, que parecían provenir de alguna antigua civilización.
Mis ojos estaban maravillados ante toda esta infraestructura. Sobre las paredes estaban plasmadas pinturas de seres parecidos a Lao.

Lao intervino al verme.

—Este es el rastro de mi gente Iros, hemos vivido aquí durante los siglos de los siglos, manteniéndonos en secreto.
Hasta que hace casi setenta  años una peste inundó la paz de nuestra gente.
Al inicio parecía una enfermedad común, pero esta plaga, está corrupción de nuestro ser, se trataba una división de nuestro ser, de nuestros peores miedos.
Mi gente se convertía en horrorosas bestias que consumían todo a su paso, como una gran mancha de gran oscuridad e inmundicia, solo algunos quedamos después de toda esta tragedia, guerreros e intelectuales de nuestra civilización lucharon para apaciguar a esta endemoniada inundación.

—¿Pudieron parar con todo ese mal? —Pregunté con asombro.

—Si, pero a un gran costo, y con ayuda de el legendario héroe Armonius.

—¡Wow! ¿tú lo viste señor Lao? —Exclame estallado en admiración.

—Lo vi, hablé con él y pude incluso luchar a su lado. El nivel de su poder sobrepasaba los límites de los Ángeles, y su reluciente ser era comparable al de los grandes guardianes de la existencia.

—¿Guardianes de la existencia?.

Lao clavo sus ojos sobre mí, algo molesto por mi pregunta. —¿Acaso no conoces las leyendas?. Son Cinco seres místicos los cuáles mantienen el orden cósmico de nuestro universo.
Los cinco tienen poderes y habilidades diferentes, así como una tarea asignada.

Estuve a punto de hacer otra pregunta, cuando Lao me golpeó fuertemente y con una voz ronca gritó frente a mi cara—¡A ENTRENAR!

Salí disparado de allí y comencé a correr por toda la isla sin parar. Era mi primera prueba, debía partir desde la parte oeste y llegar al mismo punto antes que cayera el sol. Solo se trataba de correr con un tronco amarrado a mi espalda, pesaba más o menos cuarenta  kilos; para un chico de mi físico y edad era una completa tortura.

El primer día no pude completar el reto, quedé desmayado a mitad de camino y Lao me despertó arrojando sobre mí un baldé con agua.
Al abrir los ojos  de esa forma tan abrupta, pude verle de pie con su mano extendida. Al aclarar mi vista noté que tenia algo en sus manos, era parecido a una uva pero de color amarillo, me lo dio de comer y esto repuso mis energías parcialmente. Seguí corriendo mientras él me seguía. Procedió a lanzar piedritas mientras corría, las  cuales debía esquivar. Pude completar el primer día, y esto se repitió por cuatro largos meses.

Ahora era capaz de completar este ejercicio en apenas 4 horas y luego de llegar al punto inicial Lao amarraba a mis brazos, manos, piernas y pies, con esto  debía practicar puños, así mejoré mi velocidad. También debía saltar con piedras amarradas a mis piernas y lanzar patadas al aire, así mi velocidad aumentaría. Tres mil veces debía repetir esto.

Todo esto se repitió por dos largos años.

Ahora las piedras eran bloques de un material el triple de pesado al acero, almenos así las sentía.  Debía hacer la misma rutina, solo que la dificultad aumentó; subió hasta las veinte mil repeticiones, aunque esto solo era el inicio de un entrenamiento tan tortuoso como efectivo.

Sed de justiciaWhere stories live. Discover now