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Lao ahora estaba maldito, todo se había echado a perder en mi vida.

Escuchamos las alarmas de bombardeo; la isla iba a volar en mil pedazos, mi padre,Lao y yo nos dispusimos a escapar. Lao levantó a mi padre y a mí para emprender vuelo, pero(...) El general Li sujetó de la pierna a mi padre y lo desprendió de los brazos de Lao, Lao me dijo en ese momento con su tono de voz fría:

—Tu padre quiere tu bienestar, salgamos de aquí, esto está por arder en el inframundo.

a cientos de metros arriba veía como mi padre se despedía con la mano y puedo jurar que estaba llorando mientras estaba aún forzando contra Li.

La isla explotó y el humo levantó los cielos con  gran fuerza. Destrozó mi realidad.

En forma de hongo un una nube de fuego desprendía un inmenso calor. Mi hogar se había convertido en un cenicero, un cenicero para los cigarros del gobierno.

Que cobardía, que falta de honor; eso no pensé en aquel momento, yo era solo un niño, solo quería a mi padre y a mi madre,  a mis amigos y la comodidad de mi casa, no ver como todos los tuyos son masacrados y borrados de la historia únicamente por los intereses de un gobierno, a manos de esa tal "causa", formada a base de mentiras.

Lao me miró y pude observar una cierta simpatía y al mismo tiempo lastima en esos ojos que parecían de felino y a la vez de Ave de rapiña.

—Ya ya no llores, tu padre era un gran hombre, y al igual que como lo hice con él, te voy a entrenar;  tú serás el nuevo Armonius. El nuevo héroe, lo prometo.

Yo estaba tan concentrado llorando que apenas si le presté atención, y aquí empieza la nueva etapa de mi vida.

Los trece años de entrenamiento con Lao. Mi Maestro, mi segundo padre.

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