15

3.4K 126 29
                                    

Ruggero.

Sabía que Karol había quedado molesta por que me fui y no me quede a su lado hoy. Sin embargo hacer el amor con ella antes de irme fue algo increíble.

Iba manejando mientras escuchaba canciones de Bruno Mars a todo volumen. Me sentía tremendamente feliz por lo que había sucedido con Karol y aunque sabía que no se había hablado para formalizar algo entre nosotros, no era necesario, ella era mía y yo era suyo sin duda.

Me estacione en la cafetería donde siempre vamos y baje rápido por un café cargado.

- Pasquarelli!.- saludo el chico que atiende, Fernando.

- Que onda Fer como estas?.- sentía mis ánimos por los cielos.

- No mejor que tu!.- reímos un poco y asentí.

- Tienes toda la razón Fer hoy estoy mas feliz que nunca.- sonreí.

- Eso es bueno amigo!.- me dio mi vaso y pague dejandonle una muy buena propina.

Cuando dí la vuelta desee no haberlo hecho, María estaba detrás mio y había escuchado mi pequeña conversación.

- Así que el gran Ruggero Pasquarelli pudo llevarse a la cama a la mexicana, no?.- su sonrisa era mas falsa que nunca y sus ojos irradiaban una mezcla de odio y dolor.

- Creo que no te interesa .- quise pasarme de largo pero me detuvo.

- Oh claro que me importan Ruggero.- susurro cerca de mi oído.

- No te metas en lo que no te importa María.- gruñí.

- Uy! pero si estabas de muy buen humor mi amor.- puso sus brazos alrededor de mi cuello.- vamos! que solo estoy jugando.

Retire sus brazos de mi cuerpo.- No confió en ti Maria.- retrocedí un paso.

- No decías eso antes.- se hizo la linda.- Bueno no importa, solo quiero que seas feliz y si con ella lo eres no me meteré.

- Eso espero.

- Tranquilo amor.- sonrió de una forma extraña, dio un rápido beso en la comisura de mis labios y se fue del lugar.

- Que suerte la tuya Pasquarelli, las mujeres se mueren por ti.- dijo riendo Fernando detrás mio y yo solo negué y salí de ahí rápidamente.

Subí al carro de nuevo y emprendí mi viaje hacía lo que sería la nueva compañía donde trabajaría después de graduarme.

- Buenos días hijo.- dijo mi padre viéndome entrar a su oficina.

- Hola papa.- hable cortante.

Mi buen humor se había evaporado totalmente, primero María y después mi padre. Así es, trabajare para el dentro de un par de años y mientras tanto estoy de pasante ayudándolo con varios papeles.

- Bien, este es tu trabajo de hoy.- dejo caer un montón enorme de carpetas frente a mi en su escritorio.- tienes que autorizar o no autorizar prestamos bancarios.

- Lo se papa.- dije bufando.

- Se que lo sabes Ruggero.- se levanto de su escritorio.- los prestamos que hacemos no son cualquier cosa que te puedes tomar a la ligera, debes tener el colmillo bien afilado para saber a quienes si y quienes no.

-Ok.-tome las carpetas y me fui a mi pequeña oficina designada.

Comencé a tomar carpeta por carpeta leyendo cada línea con mucho cuidado recaudando toda la información posible sobre las empresas y personas que pedían prestamos para comenzar sus negocios o expandirse, no eran prestamos  de centavos, eran prestamos millonarios que si no pagabas a tiempo ni en tres vidas acabarías de pagarlos.

Apuesta. [EDITANDO]Where stories live. Discover now