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Un estruendoso trueno se hizo notar por una de las calles de Tokyo, haciendo despertar a varios ciudadanos de un muy buen susto. Entre ellos un delgado pelirrojo quien había dormido como un bebé la noche anterior. La lluvia comenzó a caer de forma potente, en su celular comenzó a sonar una alarma para ser mas específicos la de avisos de inundaciones. Era jueves, aun debía ir a la escuela... Suspiró con pesadez y se levantó de su cama perezosamente rumbo a su baño para darse una ducha rápida, hacer sus necesidades y lavarse los dientes.
El día anterior había sido su cumpleaños y su padre no habia mencionado nada al respecto, no es como si hubiera pasado mucho tiempo con él en el pasado día pero esperaba un feliz cumpleaños al llegar. No se queja ya que su padre le dio pizza e incluso se rió, cosa que no sucedía nunca.
Miro su reflejo en su empañado espejo frunciendo el ceño al ver que sólo estaba su silueta, tomó su toalla y limpio el espejo logrando verse con claridad. Tocó su nariz viendo que no estaba tan inflamada como creyó y que no se había alzado su ojo, si tenía el ojo morado claro pero no había dificultad para ver o inflamación peligrosa. Sonrió superior burlándose mentalmente de los peloteros 'porquerías' debido a que no lograron hacer mucho daño.
Al salir hacia la sala noto que no había nadie nuevamente, no le sorprendió por lo que le resto importancia e inició un baile hacia la cocina. Estando ya allí tomo un vaso de cristal y sirvió jugo de fresa en el, ahí fue donde notó una mini cajita sobre la mesa de color roja. Con la curiosidad al tope se acercó a ella y la abrió como si de él fuera, la sorpresa fue aún mas grande al notar que sí era para el. Era un regalo de parte del pelinegro, quien usualmente en su cumpleaños le regalaba cosas estúpidas e inútiles como un lápiz o una crema de brócoli. Pero este regalo era hermoso, se trataba de una pulsera del tipo "trenzada" de oro con calaveras del mismo material y a un lado de ella habia una nota de parte de su padre.
' Más vale que no la pierdas, demonio rojo. Feliz Navidad y Feliz cumple.
Att:yo,
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El pelirrojo rió levemente al ver que la firma de su padre era literalmente "yo" y que habia dibujado a la kwami de Ladybug en la parte de atrás de la nota. Con una sonrisa enorme tomo cuidadosamente su pulsera y se la puso en la muñeca derecha, estando puesta movió el brazo admirando el cómo se veía.
Así, con una sonrisa, una pulsera nueva y abrigo de cuello alto en mano salió de su casa sin siquiera ponerle seguro y se dirigió a el tren; hoy no quería arruinar su humor caminando bajo la lluvia. Al llegar a la estación de trenes compro su boleto y subió a su tren, por ser jueves de por sí estaba vacío pero ahora que había tormenta fría no existía un alma que se subiera. Claro está, Karma era un chico responsable que iba a la escuela aún si cae algún pulpo amarillo amenazando la tierra o si hubiera una depresión.
Su caminata a la escuela le toma alrededor de 20 minutos y en tren le tomaba tan sólo 8 a 9 minutos por lo que solo bastó que el pelirrojo cerrará los ojos mientras se ponía su abrigo para que llegase. Camino por los pasillos mirando dentro de las aulas, pensando que vería a su nuevo amigo. Aunque se dio un facepalm debido a que eran las 7 de la mañana,¿quién ademas de él estaría a esa hora ahí? La respuesta fue, Nagisa Shiota. Karma detuvo su andar repentinamente al ver que en una aula se encontraba el enano. No esperaba que estuviese allí tan temprano.
Entró al aula que ni siquiera le tocaba en sus clases habituales y abrazo por la espalda al de baja estatura con la intención de hacerle cosquillas pero termino satisfecho con sólo abrazarlo ya que el peliazul dio el grito de su vida. Esto provocó que el pelirrojo lo soltara y se echase a reír agarrando su estómago.
-¡A-Akabane-san! Me asustaste- se quejó el mayor con sus dos mejillas infladas por el enojo fingido y rosadas por la vergüenza que sentía de que su amado lo hubiera abrazado.
-Uy eso fue bueno- hablo el pelirrojo limpiandose una lágrima que había salido por el mini ataque de risa que recién tuvo-¿ que haces acá enano?- cuestionó con una sonrisa amable.
- Es una escuela,¿que más debo hacer acá?- respondió la tonta pregunta de su compañero con una ceja alzada y poniendo sus manos atrás.
-Vale, yo no vengo a estudiar señor obvio- al darse cuenta de que había hecho una pregunta estúpida decidió hacer de víctima- no todos tenemos la madera de estudioso ah- lloriqueo como el buen showsero que era haciendo reír a su compañero.
-tonto- aún riéndose golpeó levemente el brazo contrario en un gesto de cariño y amistad.- y ¡no soy enano! Te digo que crecere con el tiempo-
Continuaron teniendo mini charlas entre ellos hasta que el timbre sonó y Karma tuvo que irse a su respectiva aula dejando sólo a su amigo. No sin decirle que se verían al mediodía para almorzar juntos....
