Llegaste tú 2 || Gemeliers

Capítulo 76.

No las pienso soltar. De lo contrario, con toda probabilidad me levantaría de un salto para tirarme a sus brazos.

Sus brazos. Sus brazos sí que son casa.

Sara: lo siento -se disculpa- no estoy aquí para llorarte Daniel

Pero, irónicamente, no se esfuerza en controlar su llanto.

Sara: quiero explicarte cómo pasó y cómo me hiciste sentir antes de que pasara -continúa

Dani: Sara, vete -insisto

Sara: nunca he visto a Álvaro como algo más que un amigo, joder, es prácticamente mi mejor amigo -no se detiene

El hecho de escuchar su nombre hace estallar todo lo que se ha concentrado en mi pecho en apenas 5 minutos.

Dani: ¡te he dicho que te vayas! -exclamo

Mis ojos brillan tanto que podrían iluminar la habitación.

Niega con la cabeza, haciéndome perder los nervios.

Sara: vas a tener que echarme a patadas -me sonríe tristemente- y aún así no puedo permitir que las cosas se queden tal y como están

Cada palabra que suelta aumenta mis ganas de romper a llorar.

Sara: hemos tenido una segunda oportunidad porque tú no paraste hasta conseguirla cuando volví de Barcelona, ¿te acuerdas? -habla entre lágrimas

El dolor vuelve a florecer desde lo más profundo de mi corazón.

Dani: cállate -impongo afectado

Sara: te prometo que ahora soy yo la que no va a parar hasta que me afirmes, mirándome a los ojos, que quieres que lo haga -suena convencida de ello- te quiero, Dani, sabes que...

Ahora son mis lágrimas las que ven la luz.

Está loca.

Está dispuesta a luchar por nuestra relación.

Y, si lo hace, va a matarme lentamente sin darse cuenta.

No puedo estar con ella.

Quiero estarlo.

Porque la quiero, con todo mi ser.

Es la persona que más cosas me ha hecho sentir.

Pero no puedo hacerme más daño.

Tengo que pensar en mí por una vez.

No puedo volver con una persona que ha destrozado mis sentimientos en un abrir y cerrar de ojos.

En este momento siento dolor al mirarla.

Y el dolor, cuando se mezcla con el amor, se magnifica.

No quiero ni imaginar cómo acabaré si ella se empeña en recuperar lo que teníamos.

Sería una lucha a pecho descubierto conmigo mismo.