—Sí, pero antes, ¿La hija de mi señor Grey puede brindarme un abrazo?

—Claro. —Me levanto para rodearle con mis brazos. —Gracias, Leila. 

Camino hacia la puerta, y llamo a los chicos de seguridad, pero claramente se deja venir todo el batallón. Le tranquilizo, tanta gente a su alrededor parece incomodarle. 

—Necesito papel y lápiz —pide. Ever se retira para ir por las cosas. —Haré un croquis del lugar, así podrán acceder con facilidad. Esta —saca una llave y la deja sobre la mesa —abre la puerta de atrás, ahí no hay nadie, y yo misma me encargaré de que esté libre. —Ever regresa y le entrega las cosas. Ella en seguida empieza con los trazos. 

— ¿Cuántas personas hay en el lugar? —pregunta Taylor. 

—Cuatro, dos hombres que no conozco y ellas. Aquí —señala uno de los recuadros que hizo —están los niños. Uno de ellos permanece en la puerta, el otro da rondas por la casa. Camille siempre está durmiendo, en esa habitación. La señora Helena. —Se me revuelve el estómago al escuchar su nombre. —Ella se encierra en el despacho del primer piso, y más ahora que...

—El señor Grey está ahí, ¿Verdad? —inquiere Sawyer. 

Doy un paso atrás, su pregunta me marea. ¿Dónde está mi padre?

— ¿De qué hablas, Sawyer?

Pregunto confundida. Él me prometió que los traería de regreso, ¿Qué hiciste, papá? El corazón se me acelera. Miro a mi madre, ella parece enterada de algo que yo ignoro. 

—Ella lo engañó, le dijo que si iba, los niños serían entregados. Pero no era cierto, le puso una trampa. 

La opresión en mi pecho me impide respirar con normalidad. De pronto todo empieza a dar vueltas a mi alrededor, ha ido con ella para salvar a los niños. Y esta vez, sí es mi culpa, me agarro de la silla cuando siento que estoy por caer. No escucho las voces con claridad, y finalmente todo se vuelve de color negro. 

Para cuando abro los ojos, estoy en la sala, mientras Paul y mi madre me hablan. El olor a alcohol inunda mis fosas nasales, y mi aturdimiento va pasando poco a poco. Pero entonces, recuerdo lo que dijeron. 

—Mi papá —murmuro tratando de levantarme, pero solo consigo marearme. 

—Tranquila, cariño. Él va a estar bien, al igual que los niños. Taylor y compañía ya están trabajando en el plan de rescate, con la ayuda de Leila. 

—Pero él se fue, ¿Y si les hace daño a todos? Tú lo sabías, mamá, sabías la locura en que se iba a meter, y no dijiste nada. 

—Me lo dijo, estuve ahí cuando habló con esa mujer. Phoebe, no sabíamos que Leila iba a hacer esto para ayudar. Al no tener noticias, tu padre confió en que al actuar él, iba poder resolverlo todo. 

—Ahora está en peligro. Si esa mujer fue capaz de meterse con los niños, ¿Te imaginas lo que le hará a él?

—No le hará daño, en su forma enferma, pero lo quiere. Sé que Christian estará bien, lo sé. —Dice más para ella que para nosotros. 

Me tomo la cabeza, me siento pésimo. 

—Suegra, llevaré a Phoebe a la cocina un momento, me temo que es su presión. 

—Iré al jardín para ver como va todo. —Besa mi frente. —Todo va a estar bien, mi niña. 

Muevo la cabeza tratando de aclararme, pero solo consigo que mi vista se ponga muy borrosa. 

—No hagas eso, amor. —Paul sostiene mi cara entre sus manos. —No te muevas de aquí, iré por tu pastilla y algo dulce para que te mejores. 

Me deja recostada en el sofá antes de irse. Señor, estoy tan aturdida que ni siquiera logro entender mis propios pensamientos. Cierro los ojos un instante, tratando de aclarar mis ideas. 

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Where stories live. Discover now