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Últimos capítulos... 5/6

Una vez que nos encontramos frente a frente, sin nadie a nuestro alrededor, le indico con una seña que puede empezar a hablar. No me resta paciencia como para perder el tiempo. Sin embargo, ella no abre la boca.

— ¿Para qué pides hablar conmigo a solas si finalmente vas a quedarte callada?

—Lo siento. —Susurra cabizbaja. 

—Deberías sentir vergüenza de trabajar con una mujer tan inescrupulosa como esa, ¿Qué has ganado con hacerte su cómplice?

—Nada. Yo quería irme de su casa, pero no pude, porque por un descuido de ellas escuché su conversación, y ese fue el motivo por el cual decidí que debería esperar un poco más de tiempo. Quise advertirte, pero no me hiciste caso. 

—Leila, ni siquiera me explicaste nada, ¿Cómo demonios iba a comprender la gravedad del asunto?

—Quería decírtelo todo, pero Camille me interrumpió.

—Solo quiero que me digas donde están mis hijos, el resto no me importa. Por favor, dime donde puedo encontrarlos.

—Yo me uní a ellas porque alguien debía cuidar a los niños, no dejaría que le hicieran daño. —Dice ignorando mi petición. —Ellos están bien.

Toca mis fibras más sensibles, al fin habla de ellos. 

— ¿Dónde les has dejado? Leila, solo tienes que decirme.

—No puedes ir sola, hay muchas personas ahí, te harían daño. Phoebe, te juro que no participé en todo esto porque quise, yo no soy mala como ellas. Mi intención era estar segura de que los niños estuviesen bien, si yo podía cuidar de ellos, no le harían daño. Yo les escuché hablar de su plan, pero me dio mucho miedo enfrentarme a cualquiera, ellas son muy malas y solo saben hacer cosas malas. 

— ¿Por qué no viniste a decirnos lo que ellas planeaban? Todo esto se habría evitado. Mis hijos estarían aquí. —Murmuro con los ojos húmedos. —No solo se llevaron a Rose y Manuel, los golpe de Camille me hicieron perder a mi bebé, hasta hace dos días, vivía con la emoción de estar embarazada. 

—Lamento tu pérdida, de corazón. Ella son así, se roban la felicidad de otros, no les importa nada. —Dice con la voz apagada. —Por eso quiero que paguen, porque son malas, muy malas. No podía hacer nada porque ellas me seguían a todos lados, no conozco la privacidad. 

—No sé cuánto daño te hicieron —coloco mi mano sobre tu brazo—, pero sí sé que puedo ayudarte. Lamentablemente te convertiste en cómplice, y debes cumplir tu condena, pero si me dices donde están, me encargaré de que el mejor abogado del país te represente, y tu pena sea reducida por colaborar. 

—Yo también hice cosas malas, nunca supe llevar mi vida por el camino correcto, me acostumbre tanto a la penumbra, que nunca quise buscar el sol. Voy a asumir las consecuencias de mis actos, pero lo haré feliz, porque sin ellas, todas seremos libre. —Por primera vez me mira, su mirada es triste y apagada, siento pena por ella. —He venido con mi hermano, él me está ayudando. Salimos con la excusa de hacer las compras, pero nos venimos para acá, él me espera afuera. Yo solo quería que supieses que yo hice todo para ayudar. Diré en donde están, pero no pueden hacer nada sin pensarlo primero, necesitan un plan para sacar a los niños de esa casa con bien. Perdóname por ser parte del motivo por el cual sufres, espero que me perdones, no lo hice con mala intención.

—Leila, ahora comprendo que solo eres una víctima en todo esto. Y yo te perdono, por que sé que tus intenciones eran buenas. Gracias por hacer esto, pese al miedo que sientes, que estés aquí, me devuelve un poco la alegría que he perdido. —Le miro fijamente, es una persona que siempre permanece en perfil bajo. —Levanta la cabeza, que nadie nunca te haga sentir menos, porque vales mucho más de lo que tú misma crees. ¿Puedo llamar a los chicos?

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Where stories live. Discover now