-3-

7.2K 375 18
                                    

Miro al amor de mi vida, mi esposo, mi todo.
Su presencia aquí es como obtener algún tipo de refuerzo. Se ve guapísimo, mucho más que está mañana, recién llegado del trabajo se ve mucho más precioso.

— ¡Papáaaaa! —Grita Rose a mi lado, posiblemente ahorita mismo tenga un fallo en mis tímpanos. Corre como un rayo hasta que la carga. —Hola papi —le dice de lo más melosa, mi hija es toda una abejita.

—Hola, mi hermosa señorita —le besa la frente.

Me pierdo, me voy.
Observo a mi pequeñín avanzando lentamente, va muy emocionado gateando en dirección a su padre. Este momento me lo guardo para siempre en la memoria. Le hago una mueca a Paul para que lo mire, él lo hace, sonríe embobado viéndolo. Con la niña en brazos, se pone en cuclillas para animar a nuestro niño. Ella continúa abrazada a su padre, mientras con las manos hace muecas a Manuel. Mi hermoso perezoso, se tira en la alfombra.

—Mira nada más, que niño más perezoso. —Le dice él.

—Es un bebé —responde Rose con obviedad.

¡Niña!
Dejo mi lugar en el suelo para levantarme e ir por él. Lo suspendo haciendo un avión, lo que provoca que ría, le encanta que lo hagan.

—Bienvenido sea usted, don esposo.

—Gracias, señora esposa —enuncia divertido.

Me da un ligero beso en los labios como saludo.

— ¡Guack! —se queja nuestra pequeña. Se ha cubierto los ojos.

Nos reímos, disfrutamos de nuestros niños. No tardamos demasiado en volver a la televisión, Rose invitó a su padre y yo no pude escaparme. ¿Cómo puede una niña tan pequeña saberse tantas canciones? Los dejo a ambos en la habitación mientras voy a cambiar a Manuel, se ha ensuciado. Cuando le quito el pañal, pone su sonrisa de pillina.

— ¡No, Manuel! —Exclamo cuando ha soltado su pipí en mi cara. Creo que he tratado algo... Él se ríe de su travesura, mientras yo trato de limpiarme.

Sonríe, balbucea, y con eso me gana. Cada que sale de su boca la palabra mamá, me emociono. Así de tonta me tienen mis hijos. Termino de limpiarle y vuelvo a cargarlo, el bosteza, debe estar cansado después de tanto brinco y aplausos, tocó su pequeña nariz antes de dejar que se refiere en mi hombro. Le preparo su baño con agua tibia, voy por su ropita.

—Al agua, patito. —Le digo antes de introducirle a la tina. Parece estar más para allá que para acá, porque no hace su típico chapoteo.

Paso mi mano por su cabecita para humedecerle el cabello. Sus ojitos están puestos en mí, parece pedir estar fuera, por lo que en cuanto le quito el jabón, lo envuelvo en su toalla de gorrito para colocarle sobre el cambiador, tras secarlo, le coloco su pijama. Olfateo su cabello, mi niño huele delicioso, ¡A bebé! No tarda en empezar con sus pucheros, lo que es indicativo de que no va para más. Me coloco la manta sobre mi pecho para no mojarme por si alguna pringa de agua se ha quedado en mi ropa. Murmuro una tonada para hacerle dormir, cuando ya me he sentado con el en brazos y se ha pegado a mi pecho, lo muevo con golpecitos en la parte baja de la espalda.

—Hola —dice Paul muy bajito al entrar a la habitación.

—Hola, ¿Y Rose? —susurro, no quiero hablar demasiado fuerte. Manuel, ya ha cerrado sus ojos y es bastante gruñón si se le interrumpe su camino al sueño profundo.

—Con Danielle, ha venido a avisarnos que la cena está lista. Entonces le dije que llevara a la pequeña mientras yo venía por ustedes. Pero veo que alguien se nos ha adelantado. —Murmura acariciando la cabecita de nuestro hijo. —Está cansado, ¿Verdad?

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Where stories live. Discover now