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Al día siguiente, abro los ojos y estoy sola en la cama. Pese a la tregua que nos hemos montado Paul y yo, ha decidido continuar durmiendo en la otra habitación. Ni siquiera hemos tenido la oportunidad de hablar como se debe, y eso me consume por dentro. Me levanto para tomar una ducha con agua tibia, para relajarme y hacerme sentir un poco consentida, aunque no sirve de nada, tan pronto como termino de sacarme el jabón, salgo del baño para vestirme y prepararme para ir a la editorial.

Antes de bajar, paso por la habitación de los niños para despedirme de ellos. Mis pequeños durmientes aún no despiertan. Me gusta verles dormir, se ven como los angelitos que son. Estaría muy gustosa de quedarme con ellos, pero para mí desgracia, debo ir a trabajar. Cierro la puerta con cuidado, muy despacio para no hacer ruido, no quiero despertarlos, pues los dos han heredado el carácter de sus dos abuelos juntos, claro, solo si no duermen como se debe. Me giro y encuentro a Paul saliendo de la que es nuestra habitación, ya cambiado, con su traje, listo para irse a la empresa.

—Buenos días, Phoebe —murmura. No me ha llamado cariño, y eso confirma que aún seguimos en lo mismo.

—Buenos días, Paul. Los niños aún duermen.

Se me ha escapado el hambre. Paso a su lado para entrar a la habitación y coger mi bolso, me iré a la editorial de una vez. Tal vez consigo adelantar un poco de trabajo y centrar mi mente en ello. Bajo a la sala buscando con la mirada a Sawyer, algunas veces consigo alcanzarle por estos lados mientras termina de desayunar. Paso por la cocina para dejarle unas cuantas indicaciones.

—Phoebe, ¿Qué quieres desayunar?

—Nada, aún no tengo mucha hambre, conseguiré algo de camino. —Ladeo la cabeza, habré cogido algún mal aire. —Danielle, que Rose se beba las vitaminas, por favor. ¿Puedes poner las gotas en el zumo?

—Yo se las doy, ¿Y si te preparo algo para llevar?

—No es necesario. Sigue con lo que estás haciendo y encárgate de atender a nuestros invitados cuando Paul se marche. Aunque no estoy segura de que vayan a quedarse en casa, de todos modos te los encargo.

Me giro para marcharme, escucho voces provenientes de la parte de arriba. Lo primero que veo es a Jasmina bajando por las escaleras, doy pasos rápidos para conseguir salir de casa, con la esperanza de que no me haya visto. Encuentro a Sawyer dándole los últimos retoques al auto, y le digo que estoy lista para marcharme. No hace preguntas, simplemente guarda lo que estaba utilizando, y en segundos el auto es puesto en marcha.

***

Conseguimos llegar tan temprano, que solo está el personal de limpieza. Entro a mi oficina, y me desconecto del mundo. De inmediato me pongo a revisar mi escrito elegido para esta semana, me ha atrapado desde un inicio, y creo que se puede trabajar con él.

A las ocho en punto, Hannah hace su aparición, tan puntual como siempre.

—Buenos días, Phoebe. ¿Hubo adelanto de horarios y no me di cuenta? —pregunta ella una vez que está frente a mí.

—No, he venido un poco más temprano de lo normal. —Respondo sin dejar de ver el monitor, siento que si le suelto un momento, terminaré perdida. —Hannah, quiero que canceles mis citas o cualquier actividad para hoy. Y montes una entrevista con la señorita Cruzado en la sala de juntas, eso para mañana a las once, que asistan Braulio y Mabel. Necesito que me comuniques a las nueve con Hugo Dupeyron, insiste hasta que le localices. —Levanto la mirada por un instante, ella está tomando apuntes. —Y por favor, consígueme un té de lo que sea.

—Entendido y anotado, ¿Algo más?

—Sí. —Le miro fijamente. —Nadie puede pasar a verme, a excepción de Braulio.

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora