27.

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Impacto, dolor y tristeza, esas eran las palabras que definían a Sunhye en ese momento. Estaba viendo a su madre y a su pequeño hermano, siendo subidos a camillas, justo en el lugar del accidente, mientras sus infinitas lágrimas recorrían sus mejillas y su amigo la abrazaba.

El llanto de Sunhye no cesaba, el dolor en su pecho aumentaba, era tanto lo que sentía, que hasta le había costado trabajo el poder respirar.

Ver a su mamá y a su pequeño hermano de tan solo 7 años, con heridas extremadamente graves y que ella no pudiera hacer nada, la hacía sentir horrible.

— Sun, tranquila –dijo Félix sin romper el abrazo–.

JaeIn había comenzado a derramar unas lágrimas, la sola escena de ver a una de sus mejores amigas llorando desesperadamente por aquél accidente, hizo que ella derramara lágrimas.

— Sunhye, mírame –dijo el castaño–.

Félix rompió el abrazo y la castaña miró a Hyunjin, quien tomó su rostro y pasó sus pulgares por las mejillas de la chica, secando sus lágrimas.

— Todo va a estar bien.

El castaño le dió un beso en la frente y la abrazó, ella se aferró a él y continuó llorando.

Ahora habían subido a la madre y hermano de Sunhye a la ambulancia. Rápidamente ella se acercó.

— Perdón señorita, debe retirarse –dijo uno de los enfermeros de la ambulancia–.

— Es mi mamá y mi hermano, por favor déjeme ir con ustedes –pidió ella llorando–.

— En ese caso, suba, debemos irnos rápido –dijo el chico–.

Ella agradeció, se volteó hacia su novio y amigos.

— Vé, te vemos en el hospital –dijo Hyunjin, para luego depositar un beso en los labios de la castaña–.

Hyunjin le dió una leve sonrisa, volteó al ver que la castaña subió a la ambulancia y se dirigió con sus amigos a la parada de autobuses.

Fue el trayecto más corto de la vida para Sunhye, la ambulancia había encendido su sirena para poder pasar entremedio de los autos, sin esperar en el gran tráfico que había en la ciudad.

Sunhye bajó de la ambulancia, y cuatro enfermeros bajaron las camillas de la madre y el hermano de Sunhye.

Rápidamente ingresaron al hospital y sus dos familiares fueron atendidos de inmediato debido a las graves heridas.

— Señorita, no puede pasar, lo siento.

Fue lo que dijo un médico, cerrando la puerta del quirófano.

Segundos después el mismo enfermero que le había dicho que no podía subir a la ambulancia, salió de una de las mil puertas que habían en el hospital y se acercó a Sunhye.

— Hola de nuevo –saludó a Sunhye, pero no recibió respuesta–. ¿Puedes acompañarme? Se necesita que llenes un formulario con los datos de tu madre y tu hermano.

— Claro.

La castaña se levantó y junto al enfermero se dirigieron a la recepción para que Sunhye llenara los papeles con los datos de sus dos familiares.

El enfermero le indicaba todo a Sunhye, ella por su lado seguía derramando lágrimas.

Finalmente terminó de llenar los papeles y el enfermero se fue. La castaña se dirigió a la sala de espera y se sentó en una de las muchas sillas que habían ahí.

— Ten –un chico le entregó un pañuelo, mientras tomaba asiento junto a ella–. Una chica tan linda como tú no debería estar llorando.

— Gracias –dió una leve sonrisa y recibió el pañuelo de aquél chico, para luego limpiar sus lagrimas y calmar su llanto–.

Todo por una Apuesta | Hwang Hyunjin.Where stories live. Discover now