-No conozco ninguna Annie -dije con una risa.

-¡Ya dame el maldito teléfono! -me gritó Annie no pude evitar reírme.

-¿Qué sucede? -preguntó Kentin.

-Sucede que tu novia parece ave de rapiña mirando el teléfono, esperando hablar contigo -le respondí, Kentin lanzó una carcajada.

-Pásame con ella -pidió mi amigo en medio de risas.

-Claro, luego nos vemos, Klenton -dije y le pasé el inalámbrico a Annie.

-¡Amorcito! -dijo mi amiga cuando se puso el teléfono a la oreja, yo me reí mientras regresé a mis estudios, observé a Lysandro que seguía mirando a su amiga.

Cerca de las cuatro empecé a prepararme, el jardín japonés no quedaba lejos, quizás unos veinte minutos en bus, pero los días de semana el tráfico a esa hora era una locura, esa era una de las tantas cosas que odiaba de la ciudad y que extrañaba del pueblo: La tranquilidad.

Una vez que estuve listo, me despedí de Annie con un beso en la mejilla y unas cosquillas, me calcé las Converse en la puerta de entrada y salí al pasillo, llamé el ascensor y esperé.

Cuando llegó el ascensor entré y marqué la planta baja, me puse los auriculares en los oídos y retomé la música que estaba escuchando, algo muy tranquilo, el opening de Watamote; salí a la calle y caminé unas cuadras hasta la parada del bus, por suerte no tuve que esperar demasiado tiempo, ya que estaba a solo unas calles.

Subí al vehículo, pagué el boleto y me senté en uno de los asientos del fondo, y mientras escuchaba música iba imaginando cosas...

Ya empezaba a ser tiempo en que le diga mis sentimientos a Lily, me sentía sumamente cómodo con ella y con su personalidad, me entendía y respetaba en mis locuras y obsesiones y principalmente, era humilde y centrada.

Luego de unos minutos en bus se detuvo en la entrada del jardín japonés, bajé y entré, estaba bellísimo, todos los cerezos ya estaban floreciendo, la primavera se acercaba y el calorcito era de lo más agradable.

Me dirigí a la pagoda principal, la cual estaba en medio de un lago, se accedía a ella caminando sobre unas piedras flotantes las cuales fui saltando con cuidado de no caerme al agua; esperaba que Lily aún no haya llegado pero cuando llegué, ella ya me estaba esperando, tenía un jean con una solerita verde y unas trabitas en su cabello con forma de estrellas.

-¡Lily! Perdón, ¿hace mucho que esperas? -pregunté, ella se sonrojó al escuchar mi voz y me miró con sus ojos tan celestes como el cielo.

-No, perdón, es solo que no me gusta hacer esperar a la gente -respondió con una sonrisa, yo la miré extrañado y me fijé en mi reloj.

-Pero faltan cinco minutos para las cinco -dje, ella se sonrojó aún más.

-Lo sé, pero no me gusta que te quedes esperando -rio, yo me reí junto a ella y me acerqué, le di un beso en la mejilla y me apoyé contra el barandal de la pagoda.

-¿Dónde es la película? -pregunté.

-Es aquí, todas las películas japonesas que no salen en los grandes cines las estrenan aquí -fijo Lily mientras señalaba el restaurante que tenía el jardín-. Aquí también es el Centro Cultural Japonés, se desarrollan muchas actividades como Judo, Kendo, danzas tradicionales, incluso taiko y hay un taller de manga e ikebana, el sábado de la semana que viene es el Festival del Fuego, yo vengo todos los años.

-¿En serio? Le diré a An-Chan, ella es fanática de la cultura japonesa, quizás podamos venir todos juntos -exclamé muy emocionado ante un festival japonés, pero luego me di cuenta de otra cosa-. Ah... No tenemos yukatas.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now