-Me encantaría -accedió, su voz vibró en mi pecho, le mordí el lóbulo de la oreja y me recosté sobre ella mientras le separaba las piernas y le tomaba las muñecas.

-No te vas a escapar -prometí. Empecé por su cuello, podía ver el nombre de mi amigo en cada centímetro de su piel; soplé sobre su cuello y automáticamente Annie se retorció debajo de mí, yo sonreí complacido.

Continué soplando aquí y allá, mientras movía mis caderas sobre su intimidad, mis labios empezaron a besar su piel, tal como lo había soñado siempre, tan blanca como la nieve... Lo que hubiera dado por ser yo quien le arrebatara la virginidad, ser el primer hombre en su vida, ¿cuántas veces Leigh me había sorprendido tocándome pensando en ella? ¿Cuántas canciones y poemas le había escrito ya?

-Lysandro... -susurró, mi ego se infló... Toma ya, Kentin.

-Dime, princesa -susurré, mientras seguía devorándola como quien degusta del más fino y exquisito chocolate.

No respondió, pero sí continuó gimiendo mientras yo bajaba por sus senos y con cuidado bajé el escote para apreciar aquella perfección creada por Dios. Los senos de Annie salieron al descubierto, no llevaba sostén, yo me mordí el labio.

-Pero que señorita tan indecorosa... -gruñí divertido mientras olía el delicioso perfume de su piel-. Mira que no llevar sostén...

Annie rio y gimió cuando atrapé aquel delicioso pezón en mi boca. Ni el bombón más delicioso podía compararse con aquel pezón, estaba duro y dispuesto a todo lo que lo quisiera hacerle, estuve un rato bastante largo degustándolo hasta que pasé a su gemelo.

Mis manos apretaban aquellos senos generosos mientras Annie jugueteaba con mi cabello, acariciándolo y sintiéndolo. Con cuidado bajé hacia su entrepierna, acaricié su clítoris con el dedo pulgar, ella gimió nuevamente, estaba muy excitada, tanto como yo.

Lentamente le corrí la ropa interior y besé con delicadeza aquél pequeño botón mientras Annie seguía moviéndose, dando espasmos de placer... besaba, mordía, tiraba y lamía de aquella joya, absorto por su tersura, lo receptivo que era y lo bien que respondía a mis atenciones, cómo poco a poco empezaban a fluir sus humores, preparando su ser para recibirme en ella. Coloqué la punta de mi índice en su cavidad y empecé a presionar con cuidado; era muy receptiva, introduje entonces otro dedo... Y luego otro, no paraba de besar su intimidad mientras mis dedos, ágiles, la preparaban para mí.

-Lysandro... Ya... Por favor -me rogó. Oh no, no... aún no estoy satisfecho.

-Shhh... -le dije mientras seguía moviendo mis dedos, profunda y lentamente, la estaba cocinando a fuego lento-. Aún no, no estas lista.

A pesar de los ruegos de Annie, yo continué penetrándola más y más hasta que, por fin, dejó salir todo su éxtasis.

Annie estaba jadeante y deseosa, me acerqué a ella y la besé con ternura en los labios, me quité la camisa y me desabroché el jean, tomé mi falo con la mano y me preparé para el gran momento. Lo apoyé contra ella y presioné, Annie arqueó su espalda, aún no había entrado del todo... presioné una vez más mientras tiraba mi cabeza hacia atrás, la tomé de las manos y me pegué a ella.

Ambos gemíamos... mis penetraciones eran lentas y profundas, durante tres años me había reprimido, ocultando mi deseo, mis ganas de poseerla, los celos frente a Kentin y Nathaniel... Ah, sí, esos dos cabrones le habían hecho el amor, pero ahora Annie era mía, solo mía.

Mis embestidas empezaron a aumentar en intensidad y velocidad, podía ver como el rostro de Annie se transformaba de placer y gozo, como sus generosos senos saltaban, como se entregaba a mí.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now