Congeniando con el Enemigo

Start from the beginning
                                    

—Es terrible, Gaeil.

—Lo peor es que Mae siempre estaba poniéndome peros cuando yo pedía ver a mi hermano: Que estaba enfermo o durmiendo, que se habían ido al parque o que tenían un evento familiar. Jamás pude tener una relación con Kentin, y ahora que somos adultos y que, supuestamente, puede tomar sus propias decisiones, me encantaría poder relacionarme con él como es debido.

Luego de todo este relato no pude decirle que no iba a ayudarlo, es más QUERÍA hacerlo. Mi cuñado pagó lo que consumimos y dejamos la charla para otro día, regresé caminando a la casa de los abuelos de Kentin mientras pensaba en lo que había dicho el hermano de Kentin acerca de permitirle a Mae que me organice mi boda. Sin duda había muchos contras en ello, empezando con el lugar de la boda, seguramente ninguno de mis amigos iba a poder asistir, o el vestido de novia, pero el pro más importante era darle tranquilidad a mi prometido.

Hice algo que no hago nunca: Ponerme en la piel del otro, en este caso de Kentin, traté de imaginar cómo sería perder a mi madre y que mi abuela me críe. Sin dudas, Mae se había equivocado y mucho en muchas circunstancias, pero ella sólo deseaba lo mejor para su nieto y su hijo, y seguramente muy en el fondo también quería a Gaeil, sino hubiera dejado que Lorelei lo abortara y no lo permitió o no lo hubiera criado hasta determinada edad.

Ya se estaba haciendo de noche, el Sol había empezado a bajar y las primeras estrellas terrestres aparecían en las calles, iluminando las casas y negocios, a lo lejos vi la rueda de la fortuna del festival permanente de Brai y recordé los viejos tiempos con Kentin cuando recién empezábamos a salir que no nos perdíamos ni una sola de ellas, sonreí y caminé las pocas cuadras que me separaban de la casa de los abuelos.

Abrí la puerta de la cerca y toqué el timbre, vi la sombra alta y fornida de mi prometido, difusa por el vidrio esmerilado, abrió la puerta y me miró; yo le sonreí, todo este asunto de la boda me estaba estresando y sin decir nada le rodeé el cuello con los brazos y lo besé en los labios; él ahogó una exclamación en el beso, sorprendido pero luego rodeó mi cintura y profundizó el beso, ah... Esto era lo que necesitaba, oficialmente, ice la bandera blanca. Nuestros labios danzaban lentamente, saboreándose el uno al otro en pequeñas mordidas y caricias, podía sentir su corazón latiendo desbocado, como la primera vez que nos besamos, su respiración agitada, sus manos firmes en mis caderas, sus músculos tensos y su perfume importado... Nada en el mundo podía valer más que esto, ni siquiera una tonta boda, ¿de qué sirve tanto formalismo si el sentimiento es el protagonista de la historia? Kentin creó un camino de besos desde la comisura de mi boca hasta mi mejilla, me abrazó fuerte contra su pecho.

—¿Dónde estabas? Te extrañaba —me susurró, yo me reí.

—¿Me extrañabas o estabas aburrido por no tener a nadie con quien pelear? —le dije en broma, él me sonrió, había olvidado lo hermosa que era su sonrisa en estos días de peleas y caos total.

—Ambas cosas —rio, pasamos adentro de la casa tomados de la mano, la casa estaba en silencio y al parecer no había nadie.

—¿Dónde están todos? —pregunté, sólo estaba Winston que dormía en uno de los sillones.

—Mis abuelos se fueron a misa y nuestros padres salieron a conocer el pueblo —dijo Kentin, susurrándome provocativamente al oído, sentí su lengua en él y ahogué un gemido— ¿Tienes alguna idea?

—Tu idea es tentadora, O'Connor, mucho... —susurré en un gruñido—, pero creo que hacerlo en la casa de tus abuelos no es buena opción, el mar se ve más apetecible.

—Se me congelaría el trasero —rio mi prometido.

—Estaba pensando en ir a la feria, parece animada —le dije en una sonrisa.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now