Gaeil O'Connor, el Bastardo

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Me quedé muda. Jamás había escuchado de esa definición de amor, comparando a sus nietos con su corazón y pulmones... Era un tipo de amor demasiado visceral, y que sólo una persona con hijos podría entender.

Entré a Shamrock, el ambiente estaba cargado de tabaco y calor, era sofocante y me costaba respirar, me senté en la barra y esperé a que Gaeil me atienda, me saqué mi chaqueta de cuero negro y me crucé de piernas mientras veía a la gente a mi alrededor.

—¡Pero si es la futura novia! —exclamó la voz de Gaeil, yo me giré, Gaeil llevaba puesto unos anteojos de montura cuadrada y marco grueso. No me había dado cuenta que llevaba un piercing en el labio inferior del costado derecho, y me sonreía— ¿Qué le sirvo a la princesa?

—¿Qué tal una Coca-Cola, O'Connor? —pregunté con una sonrisa, Gaeil se envaró, yo le sonreí para tranquilizarlo—. Richard me lo contó todo, no te preocupes.

Gaeil se quedó un momento en silencio y me hizo señas con el índice para que lo siguiera, levantó la barra y abrió una puerta para que pase y juntos atravesamos la cortina de cuentas de madera; llegamos a un pequeño despacho, Gaeil, cerró la puerta y me invitó a tomar asiento.

—¿Rick te contó todo? —me preguntó, yo asentí.

—Todos y cada uno de los detalles de la historia —le respondí—, incluido lo de Mae.

Gaeil inspiró profundamente mientras se presionaba el puente de la nariz.

—La verdad te compadezco, de todas las familias de Irlanda tenías que enamorarte de un O'Connor —suspiró con una sonrisa de pena y compasión.

—No sería tan difícil si Mae dejara de actuar como una bruja —gruñí mientras me acomodaba el cabello.

—Es que no actúa, es una bruja —me corrigió Gaeil y nos reímos con ganas—. Qué bueno es ver que mi hermanito ha conseguido una buena chica, si tan solo no fuese tan manipulable y tozudo...

—No es manipulable, es solo que no sabe confiar en las personas indicadas —le corregí.

—¿Y cómo fue que mi hermano se convirtió en el tanque irlandés que es ahora? —preguntó en medio de una risa, yo también me reí y pasé a contarle toda la historia.

Empecé por el principio, con mi llegada al pueblo y mi inscripción en Sweet Armonis, como Kentin (en aquél tiempo el enano de grandes gafas) me había seguido hasta el instituto, los abusos que había sufrido allí, cómo había sido trasladado por su padre a la escuela militar, su regreso transformado en el actual soldado todo terreno, cómo él me había brindado siempre su apoyo incondicional y cómo lentamente me fui enamorando de él.

—Cuando te escucho decir todo esto casi casi me creo que existe el amor verdadero —confesó con una sonrisa, no pude evitar reírme.

—Existe, sólo que no cualquiera puede verlo —dije—. Lo esencial es invisible a los ojos.

Gaeil se rio con ganas, me invitó una bebida (sin alcohol, por pedido mío) y a reunirnos en un café mañana para conversar, yo acepté encantada y regresé a la casa de los abuelos de mi prometido.

—¿Cuándo regresarás al pueblo? —me preguntó Rosalya del otro lado del mundo, estábamos en reunión en Skype, en la llamada también estaban Kim, Melody, Iris y Violetta.

—En una semana, más o menos —le respondí, Las chicas estaban preparándose para salir, se habían juntado todas en casa de Leigh y Lysandro para salir en grupo, mis amigas estaban muy guapas—. Kentin quiere ver todos los preparativos para la boda.

—Te extrañamos —dijo Iris, haciendo pucherito y acercándose a la cámara, yo me reí—. ¿Me prometes que cuando vengas saldremos todas juntas?

—Claro que sí —les prometí mientras levantaba ambos pulgares.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now