Capítulo 23: Donde el camino empieza.

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-Y tú eres solo mía.

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Consville había quedado desértico, el nuevo pueblo donde vivían Los cazadores, lobos y vampiros eran realmente diferente a éste, en su nuevo hogar ya no existía aquella presencia potente de magia en el ambiente como lo había aquí por culpa del bosque oscuro, aunque éste dejo de ser aterrador cuando Dominic desapareció, pero con él se llevó todas las vidas de éste pueblo y los únicos sobrevivientes fueron los que estuvieron en la batalla, eran los únicos que sabían qué exactamente fue lo que pasó y no un simple "atentado" o "desastre natural" como se les hizo creer al resto de la humanidad.

Cómo los humanos no están siquiera preparados para lo sobrenatural fue fácil para ellos mismos hacerse creer que lo ocurrido en dicho pueblo fue algo que entraba en los límites de lo "normal" cuando en realidad hasta hoy en día aún existirían preguntas de "¿Qué sucedió realmente?" Sin embargo ningún humano fuera del mundo sobrenatural que los rodea pudo responderlo y Consville se convirtió en un símbolo de "lo extraño" a dónde los turistas suelen viajar por fotografías pero pocos se animan a quedarse por mucho tiempo.

Y con el paso de los años la vegetación hizo su trabajo, se apoderó de lo que por derecho le pertenece haciendo de aquel pueblo una tumba cubierta de césped alto, arbustos frondosos y árboles colmados.

Un joven inmortal observaba el tranquilo paisaje desde una colina alta al borde del bosque oscuro y si tan solo daba un paso atrás estaría ingresando a éste inmenso lugar donde alguna vez hubo un gran batalla.

-¿Desolado, verdad? -preguntaron detrás de él, la voz era conocida desde hace muchos años.

-Alguna vez fue mi hogar -respondió el vampiro de típicas vestimentas negras, así como le gustaría lucir.

Había sido convertido a los diecinueve años por culpa de su inmadurez y su hermano gemelo fue quien tuvo que tomar la dura decisión para mantenerlo con vida, desde eso ya habían pasado diecinueve años y hoy en día tenía treinta y ocho años, aún que se veía como un adolescente.

Su hermano Lucian por otra parte, tenía diecinueve años cuando murió por dos años y luego volvió a la vida, de eso habían pasado diecisiete años; la edad que debería tener su sobrino Ethan si estuviese con vida, y por lo tanto, a pesar de que Lucian fuese su gemelo, éste seguía siendo humano y ahora traía la apariencia de alguien de treinta y seis años, dejando de verse igual que Austin, aún que dos años más joven de lo que debería tener si no hubiese muerto en un pasado.

-Que yo recuerde, solo has vivido parte de tu infancia allí hasta que Clary te encerró... dos veces -le debatió Bastián, quien como siempre no dudaba en decir lo que pensaba.

Austin se volvió a verlo con un gesto de pocos amigos y el otro vampiro dió un paso atrás, levantando las manos hasta los hombros en señal de rendición.

-Yo solo decía... -se excuso y al ver que Austin no le haría daño volvió a retomar su actitud burlona pero no tan seguro cómo ante -Además, tú me llamaste ¿Se podría saber para qué?

Austin asintió una sola vez, era de actitud firme y decidida cuando estaba realmente serio, eso hizo sonreír coqueto Bastián que en situaciones de frialdad era totalmente distinto a los demás, él prefería relajarse y a veces disfrutaba de sacar de sus casillas a personas serias como lo estaba Austin en este momento.

-¿Acaso me extrañaste? -le preguntó con un tono coqueto y fue hacia aquel vampiro que retrocedió de inmediato -¿Te me vas a declarar?

-Ni uno, ni lo otro -dijo Austin y se cruzó de brazos, totalmente a la negativa con todo lo que fuese seguirle el juego a Bastián -Te llamé porque necesito tu ayuda.

Aiden.Where stories live. Discover now