Parpadeó varias veces, sorprendida.

—...¿Eras mecánico? —murmuró.— ¿como yo?

—Sí, uno de los buenos. —bromeó un poco y ladeó la cabeza.— aunque tú mejor que yo, que haces armaduras. Pero sí, siempre me ha encantado la mecánica y adoro la tecnología de este siglo. Me encantaría aprender más de robótica, me das mucha envidia.

Carey lo miró aún en shock, y sacudió su cabeza discretamente. Ahora tenía algo en común con Bucky, algo importante. Era lo que más le gustaba, la mecánica y la robótica. Pero eso no significaba nada, o al menos eso se repetía ella.

—Venga, vamos a centrarnos. —aclaró su voz.

—Si te lo aprendes rápido, que sé que sí, te haré mi plato estrella. Ya Tony me deja cocinar. —dijo bromeando.— además, te vendrá bien. Escuché que Steve decía que no dormías ni comías bien por el estrés.

Ella lo miró, el corazón le volvía a latir con fuerza. No podía ser que fuera tan lindo con ella, no quería que fuera así. Quería olvidarse.

—...¿Y cuál es tu plato estrella? —preguntó con curiosidad.

—Pues mi comida favorita del mundo. Se la habré hecho a Steve miles de veces... Pancakes con chocolate y sirope.

—¡No te creo! —exclamó con ilusión.— ¡es mi comida favorita también!

Bucky la miró y negó, creyendo que le mentía. Pero ella asentía varias veces. Otra casualidad, otra casualidad que a ella no le venía bien. Tras comentarlo un poco, y unas breves risas, él se volvió a centrar y volvió a mirar los apuntes, leyendo estos rápidamente y buscando cómo empezar a explicarle a su alumna.

—Bueno... ¿Sabes el por qué se generó una guerra? —preguntó mirándola, pero ella se encogió de hombros al no estar muy segura.

—Fue por las malas cosechas y la subida de los precios de los alimentos y... Por el movimiento de la ilustración y el descontento de la burguesía.

Bucky se quedó en silencio y solo abrió la boca con sorpresa, negando con suavidad.

—¿Burguesía? Eso es antiguo hasta para mí. Imagínate. —le dijo soltando otra sonora risa.— estás diciendo las causas de la revolución francesa, ¿No que eras una Stark súper inteligente? —alzó una ceja mirándola.

—Tengo mis lagunas Singh. —contestó y se acercó a Bucky.— yo seré estúpida en ocasiones pero al menos no me mancho la mejilla de lo que parece crema dental.

Bucky volvió a reír, se ponía un poco nervioso pero trataba de que no se le notara. Si algo se le daba bien era aparentar no tener el mínimo sentimiento por nada.

—Disculpe señorita Stark, no quisiera ofenderla pero creo que todo el mundo sabe las causas de la Segunda Guerra Mundial. —dijo Bucky mientras dejaba que la chica lo limpiara.— ¿te suena un hombre llamado Hitler?

—Barnes, qué grosero. —exclamó con diversión Carey parando de limpiarle pero quedándose en la cercanía.— más quisieras tú tener mi ocasional inteligencia Stark.

—Más quisieras tú tener mis conocimientos y valentía, súper inteligente señorita Stark. —dijo Bucky imitando su narcisismo.

—¡Anda! ¿eres valiente?

—No sabes cuánto.

—Muéstrame entonces.

—Ven aquí... —murmuró con una suave sonrisa, y sin decir nada más y rompiendo la corta distancia que había entre ellos, Bucky la besó. Esta vez con más ganas y pasión que la última vez, como si ambos lo hubieran esperado durante todo ese tiempo de forma desesperada.



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