32. Bienvenida a la familia

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Clarke y yo, después de la que, definitivamente, fue nuestra peor discusión en la vida, nos habíamos arreglado. El momento de confesiones en el cementerio fue muy duro, con una sobrecarga emocional enorme, pero, aun habiendo sido difícil y doloroso, no cambiaría lo sucedido ¿por qué? Porque, por fin, había hablado de mis verdaderos sentimientos, lo que sentía por Clarke y lo que sentía por mi pasado, ya no había trabas y obstáculos en mi mente, ella ya lo sabía todo, habíamos sido transparentes la una con la otra.

Clarke también me había hablado en plata, después de mi relato y mis confesiones, tras saber que me estaba enamorando de ella, luego de muchísimos años sin sentir nada ni remotamente parecido. Me había dicho que me quería, que quería un futuro conmigo, que quería ser mi novia y, aunque no era la primera vez que Clarke hablaba de la magnitud de sus sentimientos, sí fue la primera que no me sentí abrumada, me sentí dispuesta, lo acepté, porque ya no tenía la losa de mi pasado sobre mis hombros, ya no había más secretos. Me creí sus sentimientos, porque, además, yo también estaba sintiendo cosas muy fuertes e incontrolables por ella, yo también quería ser su novia, en especial, cuando fue ella la que me lo pidió, con la valentía por bandera, después de asegurarme que lucharía contra todo y todos por mí, por nosotras, entonces, en un alarde más de coraje, me pidió ser su novia.

Claro que acepté, más feliz de lo que había estado en muchísimo tiempo, más llena y completa de lo que me había sentido en años. Y mejoró aún más cuando Clarke aceptó viajar conmigo a España para conocer también a mi otra familia, iba a estar divertido verla tratando de hablar en español, aunque tenía claro que me esforzaría las siguientes semanas en facilitarle la tarea. Además de conocerlos a ellos, quería presentarse formalmente ante mi familia, y a mí ante la suya, porque de pronto le urgía mucho que todos supiesen que estábamos juntas, como si le picase por dentro si no lo contábamos.

Antes de nada, juntamos a nuestro grupo de amigos para darles la noticia, aunque Raven y Anya ya lo sabían, porque Clarke se lo había contado a la latina al volver a su piso y yo a An, igualmente. Contárselo a nuestros amigos fue fácil, en especial cuando todos soltaron un fuerte suspiro y un "¡Por fin!" grupal y sincronizado. Ahora solo faltaban nuestras familias, reunirlas y contarlo.

Eso hicimos, organizar diferentes eventos con las familias, Clarke decidió que quería empezar por "Lo difícil", que para ella era contárselo a su madre, porque, en el fondo, le aterraba que sintiese alguna clase de rechazo y volviesen a tener una relación tirante como en el pasado. Pobre ella, que no tenía ni idea de que su madre lo sabía, sospechaba más bien, todo, y que, encima, teníamos ya su aprobación. Pensé en decírselo en un par de ocasiones, incluso estuve a punto de hacerlo justo esa mañana de sábado, día en el que habíamos quedado para ir a comer a casa de los Griffin, pero Clarke rechazaba oír nada sobre su madre en ese instante, se la estaban comiendo los nervios y me pidió que la distrajese de cualquier forma, qué mejor manera que con besos, mimos y caricias, que, bueno, acabó siendo algo más y por poco llegamos tarde a la comida, gracias a que Clarke se emocionó demasiado y, a ver, yo tampoco me iba a negar a darnos el gusto, puede que fuese yo la que me encendiese más de lo esperado, ahora que lo pienso.

El caso es que, al final, aquel sábado habíamos quedado con Abby y Jake para comer en su casa, también iban a venir Jasper y Maya, que algo sabían de nosotras, por lo que me había contado Clarke, pero ninguno de los cuatro tenía la certeza de que ya estábamos saliendo, esa sería la noticia del día. Al menos, después de la sesión de sexo mañanero, Clarke parecía más calmada cuando llegamos a la puerta de la casa de los Griffin. Habíamos ido en mi coche, porque ella no estaba muy dispuesta a conducir ese día, llegamos y vio la furgoneta de su hermano fuera, suspiró algo calmada, porque al menos suponía que sería más fácil si ya estaban todos allí.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora