21. Técnicamente no, pero sí

4.8K 241 14
                                    

La noche había ido francamente fantástica, primero porque me había salido muy bien la canción, o al menos eso me parecía; y segundo, lo mejor, fue que Lexa pareció comprender mi mensaje, ya que se escapó del grupo para tener una pequeña conversación conmigo en privado, le había gustado, eso era todo lo que necesitaba.

Salimos y nos encontramos con todos los demás, a pesar de notar cierta tensión por parte de Lincoln, que yo ya sabía que no tenía una percepción muy buena de mí después de todo el daño que le había hecho a Lexa en el pasado, todo fluyó sin problemas. Pude notar que los amigos de Lexa compatibilizaban muy bien con nosotras, también que Raven avanzaba a pasos agigantados con Hannah, que prácticamente ni me había prestado atención, cosa que agradecí, aunque en realidad no prestaba atención casi a nadie que no fuera Reyes.

Ya en la discoteca, todo fue bastante divertido, bailamos en grupo durante un largo rato, pero, como suele pasar, no tardaron en hacerse parejitas. Y, como Lexa y yo éramos, en teoría, las desemparejadas, nos tocaba emparejarnos, y no es que esa idea me desagradase, por dios, no, todo lo contrario, pero complicaba notoriamente el hacernos a la idea de mantener una amistad antes de avanzar a algo más.

¿Por qué? ¿Por qué ser solo amigas cuando era de sobra evidente que queríamos algo más las dos? Bueno, supongo que no tengo la verdad absoluta y puede que ni siquiera tenga razón o sentido, pero tenía que ser así. Lexa y yo nos conocíamos muy bien en el pasado, pero habíamos crecido mucho y cambiado muchas opiniones, formas de ver las cosas o de tomarnos la vida, ya no éramos esas personas que nos conocíamos tan bien; y nadie me dirá que estoy loca si digo que, antes de empezar una relación con alguien, debes conocerle muy bien si quieres que sea una pareja próspera.

Otro de los problemas era que, por tener un pasado, las cosas no eran tan simples, nos habíamos hecho mucho daño y, a pesar de haber solucionado el vital problema de mi ida, aún no sabía si era suficiente, me había justificado y ella me había perdonado, pero necesitaba saber con certeza absoluta que aquello que sucedió no iba a afectarnos a cómo nos veíamos ahora; antes de dar cualquier paso, necesitaba que Lexa creyera en mí, en que esta vez no me iría de su lado por muchos problemas que sucediesen y necesitaba saber que ella no se rendiría conmigo por lo pasado, que confiase en mí como la persona que era hoy y no por la que fui.

Todo era muy difícil, porque no sabía cuándo sería ese momento de avanzar, ni quién daría el paso, pero sabía que sucedería, por sí solo. Que aunque no estuviésemos saliendo, nos estábamos conociendo, reconociendo más bien, y aquello llevaba implícito de cierta forma que no estábamos viéndonos con más personas con intenciones románticas o sexuales.

Todo lo que sabía es que mi mayor rival a la hora de contenerme, era Lexa, no ella como tal, pero sí la fuerte atracción sexual entre nosotras. No quería que nuestro nuevo primer beso, si es que ese concepto existe, fuese por la lujuria incontenida, porque eso sería volver atrás, necesitaba hacer las cosas bien, que los sentimientos estuviesen por encima del placer, básico y primario, de mi cuerpo. Y no era fácil, porque costaba resistirme a ella, a su cuerpo contra el mío, a su perfecta sonrisa, sus preciosos ojos, lo bromista que era, su profunda indignación contra las injusticias y toda ella en general.

No sabía cuándo se suponía que sería el momento de avanzar, pero sí sabía que sería pronto, porque ninguna nos habíamos cortado un pelo a la hora de demostrar nuestra atracción, ya no solo física, si no ahora también emocional y sentimental. Todo nuestro entorno se había percatado de ello, pero en cada momento en que miraba sus ojos y veía su deseo de besarme, también veía un pequeño miedo, aquel que le susurraba bajo en su oído que, la última vez que mezclamos nuestra amistad con algo más, ella salió herida. Ese minúsculo miedo que reflejaban sus ojos era cada vez más pequeño, y yo me había propuesto hacer que desapareciera por completo, y entonces, solo entonces, yo daría el paso, estaba decidida.

Hasta que llegaste túDove le storie prendono vita. Scoprilo ora